Hacienda

Fitch advierte que América Latina tiene altas perspectivas negativas sobre su calificación soberana

Las últimas calificaciones soberanas de fitch ratings prevén una flexibilización fiscal.

María Paula Aristizábal Bedoya

El contexto político, la guerra comercial, la disminución de la inversión extranjera, los múltiples préstamos estatales y los bajos flujos mundiales de capital, entre otros factores, afectaron las calificaciones soberanas publicadas por Fitch Ratings.

Al ponderar los resultados de seguimiento, Fitch Ratings señaló que la perspectiva de calificación es estable, con cerca de 75% de los soberanos en este rango. En cuanto a las perspectivas por región, la calificadora ve con preocupación a América Latina, pues en esta zona hay una alta tasa de perspectivas negativas.

Es importante anotar en este punto la convulsión que vive la región latinoamericana, donde las protestas en Chile completan 49 días y la calificadora ya advirtió una posible recesión técnica en los próximos dos semestres. Además, Argentina vive una crisis económica fuerte, Venezuela una hiperinflación y Colombia un paro nacional que aún no se sabe en qué pueda concluir, solo por nombrar algunos ejemplos.

LOS CONTRASTES

  • Luis GarcíaPh.D. en Economía y profesor U. Javeriana

    “Un ejemplo claro de la flexibilización fiscal es la crisis financiera de 2008, cuando había una necesidad de que esta política salvara la economía”.

En el caso de Asia emergente no tiene perspectivas negativas, mientras que es probable que la calificación al alza en los últimos años de los países emergentes de Europa se desacelere. Para Oriente Medio y África, Fitch explicó que “tienen perspectivas más negativas que positivas, pero por un margen menor que en cualquier otro momento desde 2014”. Las perspectivas en los mercados desarrollados se dividen en partes iguales, anotaron.

Respecto a las calificaciones soberanas, explicaron que por primera vez, desde 2011, ven probable una expansión de la categoría AAA, entendiendo que Austria y Finlandia han estado en perspectiva positiva (AA+) desde 2018. Lo anterior los ubicaría como “los primeros soberanos calificados por Fitch para recuperar su Calificación de AAA”, explicaron.

Dentro de las conclusiones a las que llegó este nuevo estudio, la calificadora de riesgo prevé que la flexibilización monetaria generalizada en 2019 sea seguida por diversos grados de flexibilización fiscal en 2020. Lo anterior como respuesta a la incertidumbre generalizada a nivel mundial respecto a lo que pueda ocurrir con la guerra comercial, un crecimiento económico lento y las bajas tasas de interés.

Al respecto, Luis García, PhD en Economía y profesor de Universidad Javeriana, explicó que las economías acuden a la flexibilización fiscal cuando la monetaria ya fue agotada. “Un ejemplo claro de ello es la crisis financiera de 2008, cuando había una necesidad que esta política salvara la economía. En términos generales, la flexibilización fiscal se ha venido convirtiendo en el bombero de la economía”. Sin embargo, aún cuando la calificadora de riesgo pronostica una flexibilización fiscal para el año entrante, no tiene expectativas grandes de su efectividad. “Fitch no cree que el estímulo fiscal o monetario pueda contrarrestar completamente los efectos negativos de las interrupciones del comercio en el crecimiento, lo que aumenta el riesgo de que la política se alivie aún más para buscar un impacto adicional”.

Para García lo cierto es que en caso de que los países adopten esta política fiscal, les abre un camino para estabilizar las economías, tanto en épocas de recesión como en la estabilización de los excesos de demanda. Señaló que tanto en Estados Unidos como en Europa usan más la política fiscal, por lo que ve probable la afirmación de Fitch.

Según el economista, hay que esperar quién queda al mando de Estados Unidos, porque dellegar un demócrata, revertiría los beneficios a las empresas.

James McCormack, Director Gerente y Jefe de Soberanos de Fitch Ratings, señaló que “la mayor demanda de desigualdades de ingresos que se abordarán junto con un mayor gasto en temas ambientales y otros asuntos sociales también pueden tener implicaciones en las finanzas públicas”.

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