Esta es la agenda comercial que deberá liderar el nuevo Ministro de Canadá, Mark Carney
sábado, 15 de marzo de 2025
Antes de que se celebren las elecciones generales a finales de año, Mark Carney tendrá como principal reto evadir el impacto de los aranceles de Trump
Mauricio Zuluaga
Tras asumir como el primer ministro número 25 de Canadá, Mark Carney le da un nuevo tono a la guerra comercial con Estados Unidos. Más que una disputa política, la confrontación es ahora un pulso entre la ortodoxia económica y el proteccionismo amparado en el nacionalismo. Este último, un viejo rival ya conocido por Carney, quien, como Gobernador del Banco Central de Inglaterra, vivió de primera mano el Brexit y las consecuencias generadas por el anhelo separatista de Reino Unido de la Unión Europea, motivado por una narrativa nacionalista y de añoranza por el pasado, como la que hoy exhorta el presidente Trump.
Carney, con doctorado en Economía de la Universidad de Oxford, y quien además de presidir el Banco Central de Canadá durante la crisis de los suprime en 2008, ostenta el título de ser el único Gobernador no británico del Emisor inglés, deberá ahora poner en práctica todo su conocimiento. Por ahora, su llegada le ha dado vida a un Partido Liberal que, hasta hace seis semanas con el anuncio de la renuncia de su líder y primer ministro Justin Trudeau, parecía estar ad portas de ceder el poder a los conservadores en las próximas elecciones.
Aún cuando su mandato puede ser uno de los más breves en la historia de Canadá, toda vez que por tardar en el otoño deben convocarse las elecciones generales, la sensación de contar con un experto en economía en el liderazgo de la peor crisis comercial con su vecino y mayor socio comercial, viene dando una mayor tranquilidad a la población. Algo que bien podría llegar a transmitirse en los mercados, donde por ahora los bonos canadienses y su moneda sufren las consecuencias de la incertidumbre generada por un ‘tira y afloje’ alrededor de la imposición de tarifas por parte de Estados Unidos, y las acciones de reciprocidad declaradas por Canadá.
Entre el 2008 y el 2009, como Gobernador del Banco Central, el hoy primer ministro se distinguió por su actuar rápido, reduciendo los tipos interés primero que otras naciones del G7. Una política que en el presente viene siguiendo el actual Emisor, realizando su séptima reducción consecutiva el pasado miércoles, y llevando la tasa de intervención al 2,75% anual.
“Si bien aún es demasiado pronto para ver un impacto significativo de los nuevos aranceles en la actividad económica, nuestras encuestas sugieren que las amenazas de nuevos aranceles y la incertidumbre sobre la relación comercial entre Canadá y Estados Unidos ya están teniendo un gran impacto en las intenciones de las empresas y los consumidores”, explicó Tiff Macklem, Gobernador del Banco Central.
Con una inflación de anual de 1,9%, ya en el rango meta, la mayor preocupación es la posibilidad de enfrentar una recesión por cuenta de las medidas anunciadas por la Casa Blanca, que, aunque con pocos e intermitentes días de vigencia, generan una perspectiva negativa hacia el futuro, aumentando la incertidumbre del sector empresarial.
Así las cosas, la principal tarea del nuevo mandatario será buscar traer calma a los mercados, mostrando que actuará alineado a los principios económicos de robustecer el ecosistema empresarial local ante el debilitamiento generado desde afuera.
“Los mercados no tienen valores, las personas sí. Nuestro deber es hacer que funcionen para todos los canadienses. Los mercados son la herramienta más poderosa que jamás hayamos inventado. Pueden ayudar a encontrar soluciones a nuestros mayores problemas. No podemos cambiar a Donald Trump. Podemos controlar nuestro destino económico con un plan que nos permita ganar más dinero”, dijo el mandatario entrante.
Como estudiante de Oxford, a mediados de los 90s, Carney tituló su tesis doctoral, ‘La ventaja dinámica de la competencia’. Allí, examinó múltiples mecanismos mediante los cuales la competencia en los mercados nacionales podría mejorar la competitividad de las empresas de un país. Ahora, 30 años después y como líder máximo de su país, deberá aplicarla a fin de hacer a Canadá, no sólo más eficiente frente al mundo y así mejorar su diversidad en materia de socios comerciales, sino también para romper de una vez por todas por una barrera que el país ha tenido por años: el proteccionismo provincial.
Paradójicamente Canadá, hoy blanco del proteccionismo de Trump, ha profesado históricamente un celo comercial excesivo entre sus provincias, limitando el libre comercio entre estas a través de prohibiciones e impuestos. Para la muestra, el vino de California se vende en Ontario, pero el de Quebec no. Algo que no deja de ser paradójico, pues la primera medida tomada por el Gobernador de Ontario, Doug Ford en represalia a los aranceles de Trump, fue retirar el alcohol proveniente de Estados Unidos de todas las licoreras administradas por la provincia. Imponiendo así a los productores estadounidenses la misma restricción que por años han tenido las otras provincias.
En pleno siglo XXI Canadá aún habla de exportaciones al hacer mención del intercambio comercial interprovincial para muchos productos. Hacer de la economía del país una más eficiente, promoviendo la mayor competencia local, pasará ahora del laboratorio a la práctica. En sus discursos, así lo ha dejado entrever el nuevo líder de gobierno, asegurando que entre sus objetivos está el romper con las barreras que han limitado por años el comercio y la interacción entre las provincias. Hoy, la poca confianza en su mayor socio comercial así lo obliga. Ahora, sólo falta saber si contará con el tiempo para hacerlo.