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Javier Monzón renuncia a ser el nuevo presidente ejecutivo del grupo Prisa

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La razón para el abandono por parte de Monzón obedece a un cambio en las condiciones que se habían pactado con él

Expansión - Madrid

Javier Monzón, el expresidente de Indra, no será el nuevo presidente ejecutivo del grupo mediático Prisa, tal y como se había pactado en los últimos días.

La razón para el abandono por parte de Monzón obedece a un cambio en las condiciones que se habían pactado con él para que asumiera las tareas ejecutivas del grupo mediático, de forma que el expresidente de Indra ha considerado, que en esas condiciones no podía garantizar un trabajo positivo para la compañía.

Al parecer, se había pretendido que el proceso de transición durante el cual Monzón iba a ser vicepresidente e iba a convivir con Juan Luis Cebrián, se alargase más de lo inicialmente previsto. De hecho, la propuesta que ha llevado a Monzón a renunciar al puesto se basada en que Cebrián mantuviese las funciones ejecutivas, incluida la presidencia de la comisión delegada, durante un periodo más largo, lo que condicionaba la capacidad de actuación de Javier Monzón y más teniendo en cuenta la necesidad de abordar actuaciones de forma inmediata ante la complicada situación financiera de Prisa, con una deuda de 960 millones de euros (US$1.137,78 millones) que vence en 2018 y que está avalada con los principales activos de la compañía.

Este inesperado giro pone de manifiesto que algunos de los accionistas del grupo mediático no parecían apoyar totalmente la candidatura del expresidente de Indra.

El problema que se plantea ahora es si con la baja de Monzón como futuro primer ejecutivo es posible o no que se mantenga el consenso necesario que parecía haberse alcanzado para apoyar la ampliación de capital que era necesaria para seguir saneando el balance sin la necesidad de vender Editorial Santillana.

En cualquier caso, la tarea del nuevo candidato que suceda a Monzón al frente de Prisa no va a ser sencilla, puesto que la situación financiera del grupo editorial sigue siendo complicada. Aunque el grupo ha reducido drásticamente su deuda desde sus máximos de 5.000 millones de euros (US$5.925,92 millones) que alcanzó en 2007, el grupo multimedia tiene que hacer frente en 2018 al vencimiento de una deuda de 956 millones de euros (US$1.133,04 millones), ya que buena parte de esta deuda, alrededor de dos tercios, ha sido vendida a fondos buitre. Estos, en el caso de un impago de la deuda, podrían ejecutarla y quedarse así como los activos que la respaldan, entre los que se encuentran los principales activos del grupo.

En la junta del pasado junio, Cebrián, realizó un alegato durante su discurso destinado a los acreedores de la firma, a los que se dirigió señalando que no podían permanecer "insensibles a los esfuerzos realizados por la compañía" que en los últimos 8 años "ha reducido deuda por valor de 3.435 millones de euros (US$4.071,11 millones), ha pagado intereses por valor de 1.194 millones (US$1.415,11 millones) y ha vendido activos por valor de 2.743 millones (US$3.250,96 millones)" para acabar el ejercicio 2016 con una deuda neta por valor de 1.486 millones (US$1.761,18 millones), de los que los 960 millones (US$1.137,78 millones) famosos le vencen en 2018.

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