La Cepal y la OIT calculan que 45% de los puestos perdidos de la región pertenece a asalariados
miércoles, 11 de noviembre de 2020
Los temas más preocupantes tienen que ver con la informalidad y el cierre de empresas micro, pequeñas y medianas en Latinoamérica
Sebastián Montes
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentaron ayer el informe ‘‘Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe’, publicación que detalló la pérdida de empleos de 47 millones de personas en el conjunto de la región durante el segundo trimestre del año con respecto al año anterior. De ese total, se estima que alrededor de 45% provino de asalariados.
El texto también destaca que el segundo trimestre del año tuvo la mayor afectación, pues la tasa de ocupación se ubicó en -10% y la de desocupación llegó a 2,6%, teniendo en cuenta que hay menos gente en la región buscando trabajo.
Estas cifras llevaron a que la secretaria general de la Cepal, Alicia Bárcena, asegurara que la región “está enfrentando la peor crisis a nivel macroeconómico en 100 años y va a ser más larga de lo que todo el mundo ha pensado”. Dicha afirmación se vio soportada por datos como la caída de 9,1% en el PIB regional, 231 millones de personas en situación de pobreza, una caída de 14% en las exportaciones y un retroceso general de 15 años en los indicadores económicos, así como una década perdida en relación al PIB per cápita de 9,9% que solía tener la región.
No obstante, mencionó que los temas más preocupantes tienen que ver con la informalidad y el cierre de micro, pequeñas y medianas empresas, que totalizan al menos 2,7 millones de compañías a nivel regional.
Ante dicho panorama, Bárcena recalcó que la recuperación de la actividad económica va a tomar varios años de acuerdo con tres escenarios de recuperación cuyo objetivo se centra en alcanzar los niveles obtenidos en 2019.
“Si logramos una tasa de crecimiento de 3%, alcanzaremos los niveles de 2019 en 2023. Si llegamos al 1,8% de la última década, apenas llegaríamos en 2025, pero si solo registramos el 0,4% del último sexenio, la recuperación tomará más de una década”, concluyó.
Con respecto a la pandemia de Covid-19, la directiva señaló que tuvo efectos estructurales en mercados laborales, aunque fueron distintos de acuerdo al grupo que se evalúe. En el caso del trabajo formal dentro del sector privado, la variación interanual cayó 14,7%, aunque en el terreno público subió 4,2% (ver gráfico).
Al observar el desempeño por países, la caída más pronunciada en el sector privado la tiene Colombia, con una variación interanual de -24,2% frente al segundo trimestre de 2019, mientras que Ecuador se lleva el golpe más fuerte en el terreno público con una caída de 5,6%.
Asimismo, las características que tendrá el escenario laboral en la región tras la pandemia son fuertes pérdidas de puestos de trabajo, las cuales se verán concentradas en los grupos más vulnerables: trabajadores informales, personas con un nivel educativo menor, jóvenes y mujeres,
Precisamente fueron las mujeres quienes tuvieron la mayor caída de empleo debido al confinamiento, el cierre de las escuelas, según comentó Bárcena. En la fuerza de trabajo tuvieron una disminución de 15,4% frente a 11,8% en el caso de los hombres. Con respecto al nicho de ocupados, caen 18,1% frente a 15,1%.
En cuanto a los trabajadores jóvenes, principalmente aquellos entre 15 y 24 años, el director regional de la OIT, Vinicius Pinheiro, afirmó que tienen riesgos de inactividad prolongada, teniendo en cuenta que la caída laboral de este grupo fue de -7,8 puntos porcentuales frente al segundo trimestre de 2019, mientras que para los mayores de 25 fue de -7,3 puntos.
En vista de dichas perspectivas, Bárcena mencionó siete sectores dinamizadores que pueden ser clave para cerrar brechas de equilibrio externo, desigualdad, y ambiental. Entre ellos destacó a las energías renovables, teniendo en cuenta que incrementando su uso de 12% a 40% e invirtiendo 1,3% del PIB regional, se podrían reducen las emisiones de carbono acumuladas hasta 30% y generar siete millones de empleos entre 2020 y 2032.
A su vez, resaltó que la economía circular tiene la capacidad de generar 450.000 empleos estables y aumentar 0,35% el PIB regional. En cuanto a los cinco sectores restantes, mencionó la movilidad sostenible, la revolución digital, la industria manufacturera de la salud, la bioeconomía y el turismo sostenible como las actividades que pueden mejorar las perspectivas a futuro.