La crisis de suministro y cereales caros, entre los riesgos sin el acuerdo del Mar Negro

La agenda internacional de esta semana inició con el anuncio de Rusia de que no seguiría con el acuerdo de exportación de cereales a través del Mar Negro. Este consistía en que le permitía a barcos que partieran de Ucrania viajar a través de un corredor acordado.

A través de este canal, que completaba un año, se lograron movilizar unas 32 millones de toneladas de alimentos a 45 países en tres continentes, según cifras de las Naciones Unidas. En su mayoría maíz, siendo 51% del total; trigo, 27%; harina y aceite de girasol, cerca de 11%, así como otros granos (11%).

Con el cese del acuerdo no solo se pondría en riesgo el suministro de estos productos a nivel mundial, sino que el panorama también impulsaría sus precios. Desde el 17, fecha en que se conoció la noticia, los futuros del trigo, según Bloomberg, han subido más de 9,5%.

“Las implicaciones más de fondo, además de que se suma a las largas tensiones por la invasión Rusia-Ucrania, son las relacionadas con la seguridad alimentaria y el hecho de que el fin de este acuerdo puede generar un impacto sobre los precios de los granos”, explicó Juan Nicolás Garzón, profesor de la Universidad de La Sabana.

Precisamente, en su último reporte, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advertía que llegar al hambre cero para 2030 no sería una tarea del todo fácil, pues aunque la cifra sí se ha estancado en los últimos años, continúa por encima de cifras prepandemia y aún no se tiene el dato claro del impacto del covid y de la guerra.

La FAO reiteró que África sigue siendo la zona más afecta en materia alimentaria y representa 20% de la población en condición de hambre. La ruptura del acuerdo podría acentuar aún más esa tendencia.

“Con aproximadamente 80 % del grano de África Oriental exportado desde Rusia y Ucrania, más de 50 millones de personas en África Oriental pasan hambre y los precios de los alimentos se han disparado casi un 40 % este año”, comentó Shashwat Saraf, director regional de Emergencias para África Oriental del IRC.

La ONU, por su parte, dijo que 57% de las exportaciones han sido destinadas a países en desarrollo y se han entregado más de 725.000 toneladas de trigo para población vulnerable en Afganistán, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán y Yemen.

Otros de los países afectados serían China, España y Turquía, que en el reporte de las Naciones Unidas se ubican con los mayores compradores de los granos ucranianos con 8 millones de toneladas, 6 millones y 3,2 millones respectivamente.

¿Qué dice Rusia?

Del lado de Rusia, se declaró que se abandonaba este acuerdo, dado que no se levantaron los obstáculos a la exportación de fertilizantes y alimentos del país. Previamente, según reporta Bloomberg, se habían hecho cinco peticiones para permenecer en el acuerdo: la reconexión del banco agrícola Rosselkhozbank al sistema de pagos internacionales, la resolución de problemas con la obtención de repuestos de maquinaria agrícola y la reapertura de una tubería de amoníaco.

El suministro ucraniano

Las condiciones geográficas y su tamaño versus pares en Europa han hecho que el mercado de granos se desarrolle con fuerza en Ucrania. Antes de la guerra, según cifras de Bloomberg, el país exportaba más cereales que toda la Unión Europea y se encargaba de la mitad de semillas y aceite de girasol en el mundo. Cifras del Ministerio de Agricultura del país registran que podían llegar a exportar unas 5 millones de toneladas de grano al mes. Es tal su poder, que incluso, con la afectación de la guerra, no ha salido del top 10 de exportadores.

“La capacidad ucraniana ya está muy mermada por el conflicto con Rusia, pero la capacidad le permitía seguir exportando, aunque a un menor nivel, pero el fin de este acuerdo podría acentuar inseguridad alimentaria en países vulnerables”, concluyó Garzón.