La desaceleración económica golpea la nueva pugna electoral de España
domingo, 22 de septiembre de 2019
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ya admite el enfriamiento económico
Expansión - Madrid
A diferencia de los anteriores comicios generales, cuando los partidos obviaron la situación económica, el frenazo de la actividad condicionará la nueva pugna electoral. Pedro Sánchez ya admite el enfriamiento económico.
La economía fue la gran ausente de la campaña electoral del 28-A y continuó siéndolo durante la investidura fallida de julio y el más reciente y también frustrado intento de conformar Gobierno este mes de septiembre, a pesar de que las sirenas de la desaceleración llevan meses ululando, activadas por los principales organismos nacionales e internacionales: el FMI, la OCDE, el Banco de España, la AIReF o el INE, que ha puesto de relieve que el enfriamiento no solo empezó antes de lo estimado, sino que además es más acusado de lo previsto.
Una catarata de señales de alarma que los dirigentes políticos no han podido seguir soslayando y que condicionará en gran medida el desarrollo de la campaña electoral del 10-N. La desaceleración ha entrado finalmente en campaña y lo ha hecho en un contexto en el que la prolongada situación de bloqueo institucional constituye per se un agravante del deterioro económico, amenazado desde el exterior por los estragos de la guerra comercial entre EEUU yChina y el riesgo de un Brexit caótico. "La incertidumbre no es buena para la economía", advirtió el miércoles el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, mientras que la ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, que poco a poco ha ido mudando el tono optimista de antes del verano hacia matices más realistas, anticipó ese mismo día "un otoño muy complicado" para la economía.
Incluso Pedro Sánchez admitió el jueves la "desaceleración" de la economía española, pero lo hizo en el contexto de un ataque furibundo a su antaño aliado y hoy acérrimo rival, Pablo Iglesias, para asegurar que "no dormiría bien" si hubiese aceptado tener ministros de Podemos en tareas de gobierno tan sensibles como Hacienda, Trabajo o política energética. Y, además, en el marco de un mensaje plagado de contradicciones, al prometer, pese a ese "evidente" proceso de enfriamiento, que seguirá subiendo las pensiones, el SMI o el sueldo de los funcionarios.
Reformas estructurales
Un binomio incompatible para un país cuyo déficit público continúa entre los más elevados de Europa y que lo que de verdad necesita, según expertos y empresarios, son reformas estructurales, tras varios años de sequía, que aumenten la resiliencia de la economía y generen un marco estable y propicio para la inversión, la actividad empresarial y, por tanto, para la creación de empleo. Porque los síntomas del frenazo económico son cada vez más numerosos y evidentes. En agosto, el paro registró su mayor subida ese mes desde 2010, mientras que las afiliaciones a la Seguridad Social se hundieron en más de 212.000 personas, registrando el peor agosto desde 2008. Las exportaciones siguen creciendo, pero lo hacen a su menor ritmo en cinco años; se deteriora la confianza empresarial y cae la inversión (un 0,1% en el segundo trimestre frente al alza del 0,4% en el anterior); se desinfla el consumo de los hogares ante el empeoramiento de las expectativas económicas; se frena la escalada de la vivienda, y la rentabilidad media de las compañías cayó en el primer semestre tras crecer desde 2013 hasta 2018.
Con estos mimbres, la clase política no podrá sustraerse al debate económico ni hurtar al electorado sus propuestas para combatir la desaceleración, que sobrevolará durante toda la campaña ante la cascada de nuevos datos que se conocerán en las próximas semanas y que, previsiblemente, refrendarán el deterioro de la actividad.
Ante la actitud incongruente del PSOE, que esgrime el enfriamiento como razón de peso para urgir a la formación de un Gobierno (socialista, por supuesto) al tiempo que promete disparar el gasto, el PP dePablo Casado anticipa ya un programa electoral con dos grandes ejes: la economía, con énfasis en las recetas para combatir el resfriado "para que no acabe el pulmonía", y la defensa de Cataluña ante el desafío independentista.
En el caso de Albert Rivera, líder de Cs, sus alusiones a la situación económica se han circunscrito hasta ahora al rifirrafe político, al reclamar el voto para evitar que Sánchez 'podemice' la economía y suba impuestos a los ciudadanos y al apelar a una gobernabilidad "sensata ante el paro creciente y la situación económica".
Vox también pondrá el acento en medidas para contrarrestar la ralentización, con recortes de impuestos y especial hincapié en la austeridad; es decir, en la reducción del gasto. Para Podemos, el enfriamiento no parece existir y sus recetas económicas (subidas fiscales masivas y gasto desorbitado) supondrían poner enormes palos en las ruedas del crecimiento.