Globoeconomía

La prolongación de la administración Correa (I)

Luis Fernando Vargas-Alzate

Rafael Correa, un innegable economista del desarrollo y Ph.D. de la Universidad de Illinois (2001), asumió su nuevo mandato en Ecuador en medio de la polémica por su postura ante los medios de comunicación, lo que de manera particular resta niveles a su legitimidad regional, fundamentalmente en los entornos lejanos a la implementación socialista que continúa liderando.

No obstante lo anterior, el presidente ecuatoriano ha demostrado durante el tiempo recorrido por su administración, que el proceso es consecuente con su promesa de cambio y es clara la obtención de importantes logros que no es correcto desestimar. Ha puesto a la sociedad ecuatoriana en mejores condiciones de las que la encontró en 2006, cuando ganó por primera vez las elecciones presidenciales y se sitúa en un nivel de favorabilidad de 80% (de acuerdo con la encuestadora Consulta Mitofsky de México).

En aquel entonces, Ecuador presentó indicadores que al compararlos con los actuales reflejan un mejoramiento de la situación para los habitantes del pequeño país suramericano. La nación ecuatoriana hoy goza, por ejemplo, de una manejable tasa de desempleo del 4,12%, sus niveles inflacionarios del año 2012 fueron de 4,2% y la población que se sitúa por debajo de la línea de pobreza es 28,6% del total de sus habitantes. Muy importante notar que para el año de ascenso del presidente ecuatoriano, la cifra era de 37,6%. También, su PIB se ha incrementado de manera notable. Esas, entre otras no menos importantes, son cifras que defienden la labor del presidente y de todo su equipo de trabajo.

Lo singular del positivo cambio es que éste ha sido generado desde un ejercicio contrario a lo que sugieren las instituciones financieras internacionales para que las naciones menos desarrolladas tracen su camino hacia la modernización. En la composición de la política económica ecuatoriana hay altos niveles de regulación. Igual como los hubo en Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos (para sólo citar tres casos), cuando se dieron a la tarea de alcanzar su desarrollo muchos años atrás. Con alta intervención, y la mirada puesta en los problemas reales de la sociedad, el gobierno ecuatoriano avanza en procura de estabilizar un país que aún no sube su perfil en el terreno internacional, pero que logra una buena maniobrabilidad interna.

Sin embargo, aún quedan muchos retos por delante para esta administración que prosigue en la dirección del país. Tres áreas aparecen como fundamentales para el presidente Correa, bien sea porque requieren de su atención para la prolongación de los planes propuestos, o ya porque se ha empecinado en adelantar proyectos de cambio al respecto. Se trata de los sectores de la educación, la salud y las telecomunicaciones. Existiendo otros que también merecen su cuidado.

El Plan Retorno Educación, el desarrollo de la estrategia “Ecuador Saludable” y el “Proyecto de Ley de Comunicación” son tres profundos desafíos de su tercer y último mandato (salvo que se modifique el texto constitucional). Estos ameritan un nuevo espacio que será desarrollado como prolongación de este breve análisis la semana próxima.