La tensión bancaria de Estados Unidos llena de dudas la reunión del BCE
miércoles, 15 de marzo de 2023
Los futuros sobre los tipos de interés en la zona euro descuentan con una probabilidad del 75% un incremento de las tasas de 50 puntos básicos
Expansión - Madrid
Si algo había seguro en estos tiempos inciertos para la política monetaria es que el Banco Central Europeo (BCE) iba a subir 50 puntos básicos los tipos de interés en su reunión de marzo, que tendrá lugar mañana. Ya en febrero, Christine Lagarde, presidenta del BCE, anticipó esta decisión, para después reafirmarla en sus siguientes intervenciones, ganando convicción y adoptando un compromiso tácito con el mercado.
Sin embargo, la caída de Silicon Valley Bank y Signature Bank en Estados Unidos ha ensombrecido el panorama. La tensión bancaria, desatada en parte por el acelerado endurecimiento monetario llevado a cabo por la Reserva Federal, tiene ecos al otro lado del Atlántico y han hecho a los inversores replantearse el movimiento.
Frente a la garantía que se mostraba hace apenas una semana, los futuros sobre los tipos de interés en la zona euro descuentan con una probabilidad del 75% un incremento de las tasas de 50 puntos básicos que llevaría el precio del dinero al 3,5%. Aunque la posición mayoritaria es que el compromiso es demasiado sólido como para romperlo sin hacer daño a la credibilidad del BCE, existen claras dudas.
La situación, sin embargo, es menos acusada que el lunes, cuando, tras el anuncio de la intervención de la Fed al sistema financiero estadounidense, los inversores veían la reunión de mañana del BCE como lanzar una moneda al aire, con un 50% de probabilidades de subida de tipos de 50 puntos básicos y otro 50% de que rebajara el ritmo a los 25 puntos básicos.
Los analistas, sin embargo, lo tienen más claro. El consenso de expertos de los grandes bancos de inversión apunta a que el BCE seguirá con su hoja de ruta el jueves y que la tormenta bancaria se dejará notar, pero sólo en el medio plazo. De esta forma, frente a alcanzar máximos históricos para los tipos de interés este año, ahora anticipan que las tasas se quedarán alrededor del 4%, frente hasta el 4,75% que se barajaba.
Difícil compromiso
El BCE se comprometió también a que analizaría la senda de su política monetaria. Independientemente del tono del debate que mantenga la institución mañana, resulta difícil que el organismo pueda llegar a un consenso respecto a si descartar o no un frenazo en las subidas de tipos en las siguientes reuniones.
La institución contará con nuevas proyecciones macroeconómicas, pero la brecha entre la cita de marzo y la de mayo es de nada menos que de siete semanas, una de las mayores del ejercicio, por lo que un compromiso en firme sería una sorpresa. Sobre todo, porque estarán en el aire muchas incógnitas.
Entre marzo y mayo, el BCE recibirá dos datos mensuales de la inflación de la zona euro, datos industriales que faciliten tomar la temperatura a la economía y más información salarial que le permita tener un mayor conocimiento sobre la tendencia de la inflación subyacente. Además, también se conocerá la encuesta sobre la evolución de los préstamos bancarios. Este último indicador ha cobrado una enorme importancia en las evaluaciones del organismo a la hora de determinar cómo está calando el endurecimiento monetario.
En la reunión del BCE, la elevada inflación se pondrá en una balanza frente a los efectos sobre el crecimiento o la inestabilidad del sector financiero que ahora ha emergido en EE.UU., una conversación que por primera vez presentará el riesgo de endurecer excesivamente la política monetaria como algo real.
La mayoría de banqueros centrales del BCE opinan que el actual nivel de los tipos de interés no conlleva un endurecimiento excesivo de las condiciones de financiación. Sin embargo, las actas de la última reunión mostraron que algunas voces señalaron que "las tasa se acercan a un punto en el que la precaución será necesaria para evitar ser demasiado duros". Además, varios miembros del BCE indicaron que "se le debe dar tanta consideración al riesgo de ir demasiado lejos como al de quedarse cortos".
Salarios
Por el momento, el BCE se encuentra especialmente preocupado por la marcha de los salarios. Aunque hasta ahora han permanecido relativamente contenidos, Philip Lane indicó hace unas semanas que "el crecimiento de los salarios apunta a ser más alto este año que el nivel que sería consistente con el objetivo de inflación del 2%". Fue el vicepresidente, De Guindos, el encargado de poner una cifra al temor, señalando que los salarios podrían elevarse a un ritmo del 5%, lo que se traduciría en mayores efectos de segunda ronda. Lane aseguraba entonces que el BCE tenía que mandar una señal clara de que eso no se toleraría, pero la intervención fue antes de la caída de los bancos de EEUU, algo que podría llevar ahora a que el BCE optara por ser más cauto.