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Las autoridades de la Unión Europea advierten que está en riesgo el futuro del euro

Reuters

El Banco Central Europeo aumentó la presión para que se cree un fondo que garantice los depósitos bancarios de la zona euro, al decir que Europa necesita nuevas herramientas para combatir las corridas bancarias en momentos en que los inversores huyen del riesgo que representa la crisis del bloque.

A la presión del BCE se sumó la del máximo funcionario de la Comisión Europea en materia económica, Olli Rehn, que advirtió que la zona de la divisa única podría desintegrarse sin medidas más fuertes contra la crisis y sin una fuerte disciplina fiscal.

Las dos advertencias se dieron a conocer mientras los temores sobre la banca española y la supervivencia de Grecia en la zona euro empujaban al euro a un mínimo de dos años contra el dólar y precipitaban una búsqueda de activos de refugio, entre los que se incluían los bonos austríacos y franceses.

A la crisis financiera se le superponía también la crisis política.

Los sondeos indican que los irlandeses aprobarían este fin de semana en un referendo el nuevo tratado europeo de disciplina fiscal, considerado vital para que el país siga recibiendo ayuda de la Unión Europea. Sin embargo, el resultado de una segunda elección general en Grecia el 17 de junio, visto como crucial para el futuro de Atenas en la zona monetaria, es impredecible.

El presidente del BCE, Mario Draghi, exhortó a los líderes de Europa a aclarar su visión respecto a la divisa única rápidamente porque de lo contrario se corre el riesgo de un desastre, advirtiendo al Parlamento Europeo que el banco central no podía llenar el vacío de las políticas públicas.

"Evitaremos las corridas de bancos solventes. El dinero de los depositantes será protegido si construimos este fondo europeo de depósitos garantizados. Esto asegurará que los depositantes estén protegidos", dijo Draghi, pidiendo un sistema de resolución y supervisión bancaria de toda la UE.

La mayor potencia de la UE, Alemania, es renuente a arriesgar más dinero de sus contribuyentes para apoyar a socios de la zona euro y se ha negado a la idea de garantías comunes para los depósitos.

"La crisis financiera ha elevado la aversión al riesgo de forma dramática", dijo Draghi.

"Exhorto a todos los gobiernos a tener esto en mente, porque es mejor errar por mucho en un inicio a errar por muy poco", dijo, citando el reiterado fracaso de los reguladores nacionales para evaluar correctamente las necesidades del fallido banco franco-belga Dexia y del español Bankia.

Agregó que el BCE mantendrá vivas las líneas de liquidez para los bancos solventes e informó que cuatro bancos griegos que fueron excluidos de las operaciones de préstamo de la entidad habían sido readmitidos tras la recapitalización hecha por las autoridades griegas la semana pasada.

Edificio en riesgo
Otro miembro del panel de políticas del BCE, el gobernador del Banco de Italia Ignazio Visco, fue más allá y dijo que la inercia política y las malas decisiones económicas pusieron "todo el edificio europeo" en riesgo y sólo un camino claro a la unión política podría salvar al euro.

"Hay crecientes dudas entre los inversionistas internacionales sobre la cohesión de los gobiernos en guiar la reforma de gobernanza europea e incluso su capacidad de asegurar la supervivencia de la divisa única", dijo Visco en la reunión anual del Banco de Italia.

Los inversionistas globales se retiraron fuertemente de las acciones en mayo y retuvieron más efectivo que en cualquier etapa desde que la crisis partió a inicios del 2010, según los sondeos realizados por Reuters sobre destinación de activos.

Rehn dijo en una conferencia en Bruselas que Europa necesitaba una disciplina presupuestaria más fuerte y fondos de rescate más integrados para evitar un posible quiebre del euro.

"Necesitamos una cultura genuina de estabilidad y una capacidad común mucho más elevada de contener el contagio común", declaró. "Este es el caso, al menos si queremos evitar una desintegración de la zona euro y hacer que el euro triunfe", agregó.

El dramático tono de funcionarios de la UE y el BCE eleva la presión en Alemania para abandonar su oposición a medidas de rescate más osadas antes de una cumbre del 28-29 de junio que podría marcar un punto de inflexión en la crisis de la zona euro.