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Crisis de primeros meses de la Presidenta de Perú y efectos en la economía

RIPE:

La primera mujer en llegar a la Presidencia, Dina Boluarte, ha tenido que lidiar con protestas sociales, inestabilidad política y un ciclón que no se veía desde hace 40 años en el país andino. El PIB en enero cayó un 1,12%

Gestión - Lima

El 7 de diciembre de 2022, Dina Boluarte asumió la presidencia de Perú tras un fallido intento de golpe de Estado por parte del entonces mandatario Pedro Castillo. Protestas sociales y desastres naturales han marcado los complicados primeros cuatro meses de su gobierno y afectado la economía del país andino.

Apenas asumió su cargo, Boluarte tuvo que enfrentar protestas de quienes pedían su renuncia y que adelantara las elecciones presidenciales. Estas demandas tuvieron su punto más fuerte entre diciembre de 2022 y febrero de 2023, y estuvieron marcadas por una fuerte represión policial. Durante este periodo se contabilizaron 66 muertes, según el informe de la Defensoría del Pueblo.

Dichas manifestaciones se tradujeron en el bloqueo de carreteras y la paralización de sectores productivos. La minería, por ejemplo, fue una de las áreas más perjudicadas al no poder transportar y, posteriormente, exportar la materia prima.

Según datos de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), las exportaciones peruanas cayeron un 11,5% en febrero, respecto del mismo mes de 2022. “Ello responde en buena parte a menores envíos de productos mineros”, señaló la entidad.

Inestabilidad política
Desde sus primeros días de gobierno, el país andino tuvo incertidumbre sobre el futuro de la mandataria. En un principio, se barajó la posibilidad de que Boluarte continuara hasta 2026; sin embargo, tras mensajes confusos e idas y vueltas del Ejecutivo junto al congreso, finalmente se acordó adelantar las elecciones presidenciales para abril de 2024.

Pero ello no calmó los ánimos. Los cuestionamientos y la inestabilidad política siguen hasta la actualidad. Durante esta semana, el Legislativo rechazó el proceso para destituir a la jefa de Estado.

“Si bien es muy incierto si Boluarte llegará hasta abril de 2024, es una buena noticia que el Congreso desestimó la moción de juicio político. Provocó que los riesgos políticos a corto plazo disminuyeran un poco”, señaló Kimberley Sperrfechter, economista de mercados emergentes en Capital Economics.

Ciclón Yaku y lluvias
Cuando recién las protestas daban un pequeño respiro a la nación inca, un ciclón azotó el territorio dejando varias ciudades -principalmente del norte del país- inundadas.

Yaku, fue el nombre que pusieron al fenómeno natural que afectó en marzo al país y que, según los últimos datos del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional, dejó un total de 65 fallecidos y casi 10 mil personas damnificadas.

El fenómeno, que no se veía desde hace 40 años, fue seguido por la llegada de El Niño con fuertes lluvias durante marzo y abril, provocadas por el aumento de la temperatura del mar frente a las costas peruanas.

A partir de estimaciones del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), la reconstrucción de las zonas afectadas por las lluvias podría costar alrededor de US$13.000 millones, lo que equivale a cerca de 6 puntos del PIB. Estas cifras podrían ir en aumento dependiendo del comportamiento meteorológico durante este mes.

Consecuencias económicas
El impacto de la crisis política a la que se sumaron los eventos climáticos se han sentido en la economía peruana. Durante marzo, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inei) publicó un informe que indicó que el PIB de enero disminuyó un 1,12%, luego de haber acumulado 22 meses de crecimiento sostenido.

A mediados de marzo, la consultora Oxford Economics publicó su pronóstico de un crecimiento en el que estimaba que la cifra del PIB de este año sería de 2,1%; sin embargo, la entidad británica adelantó que reajustará el dato a la baja, a 1,7%.

“Esta predicción ya considera los efectos de los disturbios sociales y los impactos del ciclón Yaku”, comentó a este medio Débora Reyna, economista de la consultora financiera.

Sperrfechter, en tanto, comentó que “los problemas de gobernabilidad de Perú siguen sin resolverse: la división política y la inestabilidad se han arraigado. Es probable que esto deteriore el entorno empresarial y también una menor inversión a largo plazo”.

“Perú ha sido una de las economías de más rápido crecimiento en la región durante las últimas décadas, pero es difícil ver que esto continúe”, señaló.

No obstante, según la economista de Capital Economics, los riesgos políticos disminuyeron a corto plazo. “Esto, junto con el apaciguamiento de las protestas, debería eliminar algunos de los riesgos al alza para la inflación y allanar el camino para un repunte de la economía. De hecho, los últimos datos de actividad sugieren que la economía ya se está recuperando y el sector turístico parece estar reactivándose también”, mencionó Sperrfechter.

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