Las profesiones que han resurgido a causa de los recientes desastres naturales
jueves, 14 de septiembre de 2017
Catástrofes naturales, epidemias, amenazas terroristas o crisis humanitarias generan funciones y perfiles profesionales inéditos para prevenir, combatir o resolver todos estos problemas. Paradójicamente, traen oportunidades laborales nunca vistas.
Expansión - Madrid
Isaac Weisfuse no era un personaje muy conocido. Tampoco lo era su trabajo -director de continuidad de negocio de la ciudad de Nueva York-, hasta que la pandemia de gripe aviar que azotó el mundo de 2009 a 2010 le sacó del anonimato por sus decisiones drásticas. Weisfuse propuso suprimir los partidos de béisbol, los espectáculos de Broadway y los desfiles en la Gran Manzana, y entonces muchos empezaron a pensar que aquello de director de continuidad de negocio podía tener cierta importancia.
Huracanes como Harvey o Irma, terremotos como el que ha sufrido recientemente México, tsunamis, inundaciones, tornados y todo tipo de catástrofes naturales -cuya frecuencia, virulencia e impacto achacan algunos al cambio climático- exigen nuevas soluciones y, en muchos casos, demandan la aparición de profesionales capaces no sólo de paliar las consecuencias de estos desastres sino también de prevenirlos.
Además de los desastres naturales, el terrorismo o grandes pandemias y emergencias sanitarias globales ponen en ocasiones a las empresas en alerta, y muestran la necesidad de contar con profesionales adecuados, planes e infraestructuras que les permitan reaccionar y no quedar bloqueadas.
El protagonismo que adquieren las catástrofes naturales lleva a que muchos de los nuevos perfiles tengan como denominador común la preocupación por el medio ambiente. Según el World Economic Forum, el cambio climático, las restricciones de recursos naturales y la transición a una economía verde es el segundo factor en importancia para crear nuevas profesiones, a la altura de una nueva clase media emergente y por detrás de los cambios en el mundo del trabajo y la flexibilidad laboral.
Como en todo, se trata de no caer en una burbuja de nuevas profesiones y asegurarse de que estos perfiles son sostenibles en el tiempo.
Aunque en este nuevo escenario se desarrollan también otras ocupaciones que nada tienen que ver con el cambio medioambiental:
Director de continuidad de negocio. Son grandes planificadores, atentos a cualquier contingencia que pueda detener la producción, la distribución o que afecte a la vida de los empleados de una organización durante cualquier crisis o desastre natural. Aseguran el funcionamiento de la compañía y deben gestionar verdaderas revoluciones laborales dentro de las empresas, reduciendo al máximo el contacto personal o enviando a casa a quienes no estén en condiciones.
Analista de riesgos de catástrofes. Cuando un huracán o una tormenta tropical amenazan, no sólo los meteorólogos se ponen en alerta. Para todos aquellos fenómenos naturales que se pueden predecir, entran en acción los analistas de riesgo de catástrofes, o los simuladores de catástrofes. Básicamente, se dedican a predecir el daño que pueden causar y ayudan sobre todo a las compañías aseguradoras a pronosticar el coste futuro de huracanes o tormentas.
Consultores de residuos. El reciclaje, la basura y la biomasa son ya fuentes de energía, nuevos materiales, metales preciosos o materiales para construcción y uso doméstico.
Planificador de terreno. La vida en entornos urbanos densamente poblados genera necesidades de transporte y racionalización de espacio que requieren de una nueva planificación.
Administradores de la 'huella del agua'. Profesionales especializados en la gestión eficiente de recursos hídricos que saben calcular los costes y el consumo para la producción de bienes y servicios.
Gestores de energía. Proporcionan asesoramiento informado sobre el uso de la energía y el agua, con orientación especializada a los hogares en cuestión de ahorro y costes. Los orientadores profesionales de medio ambiente identifican y corrigen los impactos ambientales en las personas. Su objetivo es hacer los espacios humanos más amigables con el entorno.
Científicos de nutrición y alimentación. Estudian las propiedades microbiológicas, físicas y químicas de los alimentos y de los ingredientes para comprobar que son seguros y aptos para el consumo. Son responsables de evaluar el valor nutricional, de hacer test de comidas, de estudiar los procesos de manufactura, los estándares industriales y de producir nuevos productos alimentarios. Trabajan junto con microbiólogos, ingenieros y expertos en empaquetado.
Agricultor chef. Cocineros y agricultores tienden a trabajar juntos en el desarrollo de semillas, el crecimiento de determinados productos basados en la demanda del cliente y cultivados para la creatividad del chef. Hay también una demanda de nuevos agricultores (en espacios urbanos, cultivadores en altura, etcétera).
Abogados de nutrición y alimentación. Crecerán las batallas legales en torno a la industria alimentaria global, y esto exigirá profesionales legales cualificados. Otro de los campos en los que tendrán que especializarse es en los conflictos provocados por alergias alimenticias, salud pública y seguridad alimentaria y conflictos laborales.
Biólogos y químicos. Carreras de siempre adquieren una nueva dimensión para satisfacer las demandas del empleo verde. La biología sintética y la genética utilizan microorganismos que influyen en el desarrollo de productos industriales. Los nuevos profesionales en este campo experimentan con microbios y usan la energía solar y el reciclado de residuos en vez de los combustibles fósiles. Entre los biólogos destacan los expertos en conservación, dedicados a preservar la integridad de los ecosistemas y a cuantificar el valor de éstos y de los servicios necesarios para su conservación.
Productores de energía marina. Expertos en generación de energía por la fuerza de las olas. Se trata de un potencial enorme en una industria minúscula aún por desarrollar.