Las tres recomendaciones del FMI para superar la pandemia antes de finalizar 2022
lunes, 24 de mayo de 2021
Se requiere vacunar 60% de la población para la primera mitad de 2022 y una inversión de US$50.000 millones para todo el proyecto
Jonathan Toro
Luego de más de un año desde que comenzó la crisis por el covid-19, los casos de nuevos contagios en todo el mundo son más altos que nunca. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, se necesita una acción urgente para detener el creciente número de víctimas humanas y la tensión económica mundial.
Para ello Gita Gopinath, economista jefe del FMI, en compañía de un panel de expertos de la entidad, presentó un paquete de tres propuestas que deberían ser contempladas por todo los gobiernos para poder mitigar el remonte del virus en el planeta.
La primera recomendación está enfocada a vacunar al menos a 40% de la población en todos los países para fines de 2021, y al menos 60% para la primera mitad de 2022. Según el organismo, esto requerirá de una inyección de US$4.000 millones en financiación y apoyos al mecanismo Covax.
Esto, además de la donación de al menos 1.000 millones de vacunas, que también deberán ser gestionadas mediante Covax para asegurar el acceso equitativo y justo entre los países menos favorecidos.
La segunda recomendación hecha por el FMI es realizar inversiones para diversificar y aumentar la capacidad de producción de vacunas en 1.000 millones de dosis para principios de 2022, que permitan contener los riesgos de propagación en 91 países de ingresos bajos y medianos, incluida la aparición de las nuevas variantes que pueden requerir inyecciones con un costo cercano a US$8.000 millones.
En esa línea, se recomendó a los Gobierno realizar inversiones para la ampliación de la vigilancia y seguridad de las cadenas de suministros y custodia de las vacunas. Según la entidad, esos esfuerzos podrían costar cerca de US$3.000 millones y requieren la coordinación de los Gobiernos y fabricantes.
Finalmente, el panel de expertos del FMI recomendó ampliar la disponibilidad de suministros médicos, la capacidad en los hospitales para la realización de terapias respiratorias y hacer inversiones sustanciales en la mejora de las infraestructura en salud que permita un mayor nivel de acceso a los servicios entre la población.