Inglaterra

Londres rechaza negociar las Malvinas y el Gobierno le reclama "fin al colonialismo"

Reuters
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Los británicos presentaron los objetivos de la política exterior de mediano plazo y aseguraron que defenderán "la soberanía del Reino Unido" sobre el archipiélago

Cronista - Buenos Aires

El Gobierno contestó en duros términos a la presentación que este martes hizo el Reino Unido acerca de los objetivos de mediano y largo plazo de su política exterior, mediante la puesta en conocimiento de su "revisión integrada" de los asuntos internacionales, la defensa, la seguridad y el desarrollo que sostiene la negativa a negociar la soberanía de las Islas Malvinas.

El primer ministro británico, Boris Johnson, presentó ante la Cámara de los Comunes en Londres un documento en el que aseguran que el Foreign Office "continuará defendiendo la soberanía de las Islas Falkland (sic), Georgia del Sur y Sandwich del Sur para asegurar los intereses de las 3500 personas que viven allí y están protegidas por el principio de autodeterminación".

Horas más tarde, la Cancillería reprobó en duros términos la única referencia del paper hacia la Argentina, y sostuvo que el Reino Unido "debe escuchar a la comunidad internacional, que promueve el fin del colonialismo en el mundo y que en particular en el caso de las Islas Malvinas ha planteado que el camino para la solución del diferendo por la soberanía es el diálogo bilateral", en referencia a la resolución 2065 de las Naciones Unidas.

El ministerio de Relaciones Exteriores hizo saber a Londres que "las consideraciones del primer ministro Johnson reiteran la tradicional mirada colonialista del Reino Unido sobre las Islas Malvinas y el conjunto de posesiones británicas alrededor del mundo, y para la Argentina no expresan novedad respecto de la política colonial británica", a la vez que desmintió que el principio de autodeterminación pueda ser aplicado a una población exógena y trasplantada al archipiélago desde su anexión, en 1833.

El plantel diplomático a cargo del ministro Felipe Solá argumentó además que Gran Bretaña busca "apropiarse de las riquezas que allí existen y controlar tanto el acceso a la Antártida como del pasaje bioceánico entre el Atlántico y el Pacífico", y sostuvo que "los objetivos principales del Reino Unido es sostener una base militar en Malvinas", lo que ha provocado el rechazo de países sudamericanos y africanos.

Desde el cambio de gobierno, la relación bilateral se ha enfriado y enfocado casi exclusivamente en la disputa de soberanía, al punto tal de rechazar cualquier avance en otra materia sin antes encontrar una concesión del lado británico en relación a Malvinas.

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