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Los 11 muertos en el ataque a sinagoga de EEUU eran en su mayoría ancianos

La sinagoga Árbol de la Vida estaba celebrando un servicio religioso de Shabbat al momento del tiroteo.

Reuters

Las 11 personas asesinadas en una sinagoga de Pittsburgh eran en su mayoría ancianos con edades de entre 54 y 97 años, dijeron el domingo funcionarios que intervienen en la investigación del ataque más mortífero contra la comunidad judía en Estados Unidos.

Robert Bowers, un hombre de Pittsburgh de 46 años sospechoso de cometer el ataque, irrumpió en el edificio durante un servicio matutino del sábado y también hirió a otras seis personas, entre ellas cuatro oficiales de la policía, antes de ser arrestado.

Bowers, que hablaba sobre genocidio y su deseo de matar a personas judías durante el ataque, se presentará por primera vez ante un juez el lunes por la tarde, dijo el fiscal Scott Brady durante una conferencia de prensa.

"El hecho de que este ataque tuvo lugar durante un servicio de adoración lo hace aún más atroz", dijo Brady.

La sinagoga Árbol de la Vida -ubicada en el barrio de Squirrel Hill, un área con una fuerte comunidad judía- estaba celebrando un servicio religioso de Shabbat al momento del tiroteo.

Dos personas estaban en condición crítica en hospitales de la zona y otras tres -entre ellas dos oficiales de la policía- estaban estables. Un oficial policial fue atendido y dado de alta el sábado.

La masacre provocó alertas de seguridad en templos de todo Estados Unidos y la condena de líderes políticos y religiosos. El hecho se produce tras una serie de paquetes bomba enviados en los últimos días a importantes figuras políticas, en su mayoría demócratas, entre ellas el expresidente Barack Obama.

Bowers había hecho varias publicaciones antisemitas en internet, incluso una el sábado temprano. En otra, criticaba duramente al presidente Donald Trump por no hacer nada para frenar una "infestación" de Estados Unidos por parte de judíos.

Una publicación el sábado por la mañana en las redes sociales de Bowers decía que a la Sociedad de Ayuda para Inmigrantes Hebreos -una organización de refugiados judíos- "le gusta atraer invasores para matar a nuestra gente. No puedo sentarme y ver cómo matan a mi gente".

Bowers se entregó tras un tiroteo con una brigada SWAT. Fiscales federales lo acusaron el sábado de 29 cargos penales que incluyen delitos relacionados con violencia y armas y violaciones a los derechos humanos. Varios de los cargos contemplan la pena de muerte.

El canal de televisión KDKA citó fuentes policiales diciendo que Bowers ingresó a la sinagoga y gritó "Todos los judíos deben morir".

El agente especial del FBI Robert Jones dijo que Bowers estaba armado con un rifle de asalto y tres pistolas, y agregó que no sabía por qué Bowers eligió esa sinagoga en particular para su ataque.

Dijo que las autoridades creían que el sospechoso entró en la sinagoga, asesinó a los fieles y se iba cuando se encontró con un oficial de policía uniformado. Ambos intercambiaron disparos, dijo Jones, y Bowers volvió a entrar al edificio antes de que llegara un equipo SWAT.

Bowers fue llevado a un hospital, donde se encontraba en buenas condiciones con múltiples heridas de bala.

El sábado, Trump dijo a periodistas que los asesinatos podrían haberse evitado si hubiera habido un guardia armado. Funcionarios de la sinagoga dijeron que la policía solo habría estado presente allí por motivos de seguridad en días festivos.

El alcalde de la ciudad, Bill Peduto, dijo en la conferencia de prensa del domingo que guardias armados no hubieran evitado la violencia.

"Estamos lidiando con un comportamiento irracional. No hay manera de racionalizar a una persona que ingresa en una sinagoga durante los servicios y se lleva las vidas de 11 personas", señaló el alcalde.

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