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Los fragmentos de satélites ya orbitan la Tierra y podrían convertirse en un problema

Gráfico LR

Existe un exceso de satélites y cohetes en la órbita terrestre, se estima que para 2035, 28.000 fragmentos volverían a la Tierra

Bloomberg

El Nimbus, un satélite que se elevará en un cohete de Elon Musk a 450 kilómetros por encima del planeta a finales de 2024, tendrá pocos años de vida útil. Al viajar sin control a altas velocidades, estos restos pueden colisionar con constelaciones multimillonarias propiedad de empresas como SpaceX, o con Estados Unidos, China u otros gobiernos.

En su lugar, la empresa noruega Solstorm planea que Nimbus se desplace desplegando una vela de arrastre que ralentizará el satélite, lo que le ayudará a caer en la atmósfera terrestre y quemarse sin causar daños en un año. La Nasa, la Agencia Espacial Europea y otros organismos han experimentado con este tipo de velas de arrastre, y ahora Solstorm es una de las varias empresas que esperan utilizarlas para los viajes kamikaze de los satélites.

Desde que el Sputnik 1 dio el pistoletazo de salida a la era espacial en 1957, los seres humanos han dejado en órbita millones de trozos de cohetes usados y satélites muertos. Para 2035, la Administración Federal de Aviación espera que 28.000 fragmentos peligrosos de satélites en órbita terrestre baja entren de nuevo al planeta, hiriendo o matando a una persona en tierra cada dos años.

El número de satélites activosse ha quintuplicado en cinco años, impulsado en gran medida por la constelación Starlink de SpaceX, y crecerá a medida que todos, desde Amazon hasta las empresas estatales chinas, apunten a la órbita terrestre baja.

En febrero, un satélite ruso muerto se acercó a menos de 20 metros de una nave espacial de la Nasa, un encuentro cercano que podría haber enviado miles de desechos hacia otros satélites. En marzo, una pieza perdida de la Estación Espacial Internacional chocó contra una casa en Florida luego de volver a la Tierra, "con tantos objetos grandes e incontrolados en órbita, aumenta la probabilidad de colisiones involuntarias”, dijo Darren McKnight, técnico de la compañía LeoLabs.

Las empresas llevan años trabajando en silencio en formas de rastrear, capturar o eliminar la chatarra mediante tecnología como brazos robóticos, bolsas hinchables y láseres de alta potencia, al tiempo que estudian cómo superar los costos de la limpieza del espacio.

LOS CONTRASTES

  • Abhishek TripathiDir. operación Space Sciences Laboratory

    “Debemos centrarnos en la mitigación y la prevención de la basura espacial. Las naves espaciales deberían tener planes de fin de vida útil para salir de órbita de forma segura”.

La ESA informó de que los restos de cohetes que iban a ser el objetivo de una misión de retirada de basura prevista para 2026 por la empresa ClearSpace se habían convertido a su vez en víctimas, al partirse en pedazos tras colisionar con otro trozo de chatarra.

La empresa Astroscale Holdings, con sede en Tokio, cuenta con el respaldo de la agencia espacial japonesa en el satélite Adras-J para la primera misión del mundo que se acercará a menos de 100 metros de una escombros incontrolados.

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Starfish Space, startup respaldada por Toyota Ventures, también está trabajando en una nave para retirar satélites, tras un intento fallido de acoplarse a uno a mediados de 2023, volverá a intentarlo en 2025.

Orbital Lasers desarrollará láseres basados en satélites para la eliminación de escombros, con un servicio previsto para 2030. Otra empresa japonesa, EX�Fusion firmó un acuerdo con una filial de la empresa australiana de tecnología espacial y de defensa Electro Optic Systems Holdings para rastrear escombros de 10 centímetros, que pueden suponer una amenaza igual de grave para los activos espaciales.

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