Los medicamentos para bajar de peso encienden las alarmas en empresas de snacks

Las empresas que venden alimentos poco saludables o snacks necesitan modificar sus modelos de negocio para contrarrestar la creciente popularidad de los medicamentos para bajar de peso, o correr el riesgo de alienar a los inversionistas, según la última encuesta Live Pulse de Bloomberg Markets.

Casi tres de cada cuatro encuestados dijeron que las empresas que fabrican o comercializan alimentos azucarados, grasos o ultraprocesados deberían revisar sus planes de juego, ya sea reduciendo las porciones, ajustando las recetas o deshaciéndose de activos por completo.

Poco más de una cuarta parte de los 303 encuestados en Wall Street cree que las grandes empresas alimentarias pueden esperar a que pase la amenaza emergente de los fármacos supresores del apetito como zepbound, ozempic y wegovy.

“El desafío en el mundo desarrollado no es tanto aumentar el consumo de calorías sino más bien cambiar esas calorías hacia alimentos más saludables”, afirmó Mayssa Al Midani, gestora principal del fondo de nutrición de Pictet Asset Management. “Necesitamos asegurarnos de invertir en las empresas que tienen la exposición a la categoría adecuada, así como en aquellas que tienen la capacidad de innovar y adaptarse a estos tiempos”.

Los alimentos poco saludables no han sido bienvenidos en las carteras de algunos inversionistas durante años. Pero se limitó principalmente a administradores de dinero centrados en cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), y nunca obtuvo el tipo de llamados a una desinversión generalizada que en ocasiones ha sacudido los sectores de los combustibles fósiles, los juegos de azar y las armas de fuego. Eso está cambiando, en gran parte debido a la nueva clase de medicamentos recetados para la diabetes y la obesidad.

“Considerar los alimentos poco saludables como ‘el nuevo carbón’ es bastante poderoso”, afirmó Kate Hewitt, especialista en ESG e impacto de Montanaro Asset Management. “Hay algunas distinciones importantes, pero así como el abandono del carbón está impulsado por la necesidad urgente de abordar el cambio climático, alejarse de las dietas poco saludables es fundamental para abordar la obesidad y sus enfermedades no transmisibles y costos de salud asociados”.

Los tratamientos, que Bloomberg Intelligence estima que podrían representar un mercado de US$80.000 millones en 2030, retardan la digestión y ayudan a los usuarios a sentirse llenos por más tiempo. Ya está teniendo un impacto en la alimentación. Walmart, el mayor minorista de alimentos de Estados Unidos, dijo en octubre que el meteórico aumento de los medicamentos estaba empezando a reducir el total de calorías compradas por los compradores.

A principios de este mes, el director ejecutivo de Novo Nordisk, fabricante de ozempic, dijo que estaba recibiendo llamadas de directores ejecutivos de alimentos “asustados” que buscaban detalles sobre los nuevos medicamentos.

Casi uno de cada cuatro encuestados dijo que ya había realizado cambios en sus decisiones de inversión debido a los medicamentos populares, mientras que solo 15% dijo que las nuevas noticias sobre el tratamiento de la obesidad no impulsarán los mercados en el futuro. Para la gran franja de encuestados que sí ven grandes avances en el futuro, la mayoría espera que el próximo gran avance sea una pastilla u otra opción más conveniente que ayude a las personas a perder peso sin los inconvenientes de una inyección semanal.

Novo ya ha desarrollado una versión oral, pero requiere grandes cantidades del ingrediente activo semaglutida, que también se utiliza en las versiones inyectables. La farmacéutica ha dicho que necesita descubrir la mejor manera de gestionar el suministro.

Dudas por los costos de los fármacos

Se pretende que los tratamientos sean un régimen permanente, aunque los inversionistas creen que con precios elevados y efectos secundarios potenciales como náuseas, es poco probable que todos los pacientes continúen usándolos indefinidamente. La mayoría de los encuestados de Mliv Pulse no esperan mucho impacto en el mercado de los tratamientos más allá de las industrias alimentaria y de salud, pero algunos dicen que los sectores de la moda y los viajes podrían beneficiarse ante mejores condiciones físicas de las personas.