Maduro propuso destinar petróleo y otros recursos a EE.UU. para acabar el conflicto
viernes, 10 de octubre de 2025
Este acuerdo también incluía abrir todos los proyectos de petróleo y oro existentes y futuros a empresas de Estados Unidos, además, otorgarles contratos preferenciales
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ofreció petróleo y otros recursos a Estados Unidos para evitar un conflicto y, poner fin a los acuerdos con adversarios estadounidenses para apaciguar al presidente Donald Trump. Por ello, el mandatario de Venezuela propuso destinar la riqueza petrolera de su país y otros recursos naturales a EE.UU.
Durante meses, funcionarios cercanos a Maduro mantuvieron conversaciones secretas con representantes del gobierno estadounidense para así negociar un acuerdo que buscaba poner fin a años de tensiones entre ambos países. Adicionalmente, Caracas ofreció a Washington una participación dominante en los sectores petrolero y minero de Venezuela a cambio de restablecer relaciones diplomáticas y económicas.
Este acuerdo también incluía abrir todos los proyectos de petróleo y oro existentes y futuros a empresas de Estados Unidos, además, otorgarles contratos preferenciales y reorientar las exportaciones de crudo desde China hacia Estados Unidos. Por otro lado, el gobierno venezolano se comprometía a reducir drásticamente los vínculos energéticos con China, Irán y Rusia, países que han sido sus principales aliados comerciales en la última década.
Sin embargo, pese a estos ofrecimientos, la administración de Trump rechazó el ofrecimiento planteado por Venezuela y decidió suspender la diplomacia con el país sudamericano.
Esta decisión se produjo en medio de un incremento de las tensiones militares que viven los dos países, ya que, desde agosto, Estados Unidos implementó fuerzas armadas en el sur del Mar Caribe en su búsqueda por acabar con los cárteles de droga latinoamericanos.
El país estadounidense envió tres destructores con misiles guiados ubicados a 12 millas de las costas venezolanas en medio de una operación que busca contrarrestar amenazas contra la seguridad nacional de EE.UU. realizadas por organizaciones narcoterroristas.
Por esta razón, Marco Rubio, secretario de Estado de EE.UU., calificó a Maduro como un “fugitivo de la justicia estadounidense” y se mostró escéptico frente al enfoque diplomático liderado por el enviado especial Richard Grenell, quien había sostenido conversaciones con altos funcionarios venezolanos.
Aunque algunos sectores en Washington creían que la vía diplomática podía rendir frutos, la posición de Rubio prevaleció, marcando el fin de las negociaciones.
Ante esto, el gobierno venezolano mantuvo un discurso desafiante ante la presión estadounidense, prometiendo defender la “revolución socialista” iniciada por Hugo Chávez en la década de 1990; pese a esto, algunos altos funcionarios, con la aprobación de Maduro, habrían buscado desmontar el modelo de nacionalismo de recursos heredado del chavismo para atraer capital estadounidense.