Hacienda

Medir la felicidad en la vida como la curva en una U y no como una línea en declive

Reuters

Economistas, no convencidos de que exista una relación directa entre el dinero y el bienestar, han decidido medir la felicidad misma

Alejandra Rico Muñoz

¿Se puede medir la felicidad? En el mundo moderno las personas buscan, más que la tranquilidad y el equilibrio, una razón para ser felicites, para estar plenos y esa plenitud, en muchas ocasiones, se ve asociada a al dinero. No obstante, muchas veces, este anhelo de conseguir la felicidad se va perdiendo cuando los años se acumulan. Paradógicamente, cuando las personas comienzan su vida adulta, son, en promedio, bastante alegres, pues se pierde esa obsesión por alcanzar ese umbral de satisfacción impuesto.

Las cosas van cuesta abajo desde la juventud hasta la mediana edad hasta que se alcanza una edad conocida como la crisis de la mediana edad. La parte sorprendente sucede después de eso. Aunque a medida que las personas avanzan hacia la vejez pierden cosas que atesoran (vitalidad, agudeza mental y apariencia), también obtienen lo que la gente persigue durante su vida: la felicidad.

Es por esto, que hay que ver la vida más como una U que como una línea que va en declive, en donde la felicidad está en los primeros años de vida y va decayendo hasta que es nula. Este curioso hallazgo ha surgido de una nueva rama de la economía que busca una medida más satisfactoria para encontrar el bienestar humano que no está relacionado con el dinero y las cosas materiales, dice "The Economist". La economía convencional utiliza el dinero como representante de la utilidad y hay una forma lúgubre en la que la disciplina habla de la felicidad. Pero algunos economistas, no convencidos de que exista una relación directa entre el dinero y el bienestar, han decidido ir al meollo del asunto y medir la felicidad misma.

En 2008, el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, pidió a dos economistas ganadores del premio Nobel, Amartya Sen y Joseph Stiglitz, que presentaran una medida de satisfacción nacional más amplia que el PIB. Luego de este hito, el primer exministro del Reino Unido, David Cameron, anunció que el gobierno británico comenzaría a recopilar cifras sobre el bienestar.

Ya hay muchos datos sobre el tema, por ejemplo, por la Encuesta Social General de Estados Unidos, el Eurobarómetro y Gallup. Las encuestas plantean dos tipos principales de preguntas. Una se refiere a la evaluación que las personas hacen de sus vidas y el otro a cómo se sienten en un momento determinado.

La primera va en la línea de ¿cómo te sientes? La segunda es para evaluar si el encuestado se siente feliz, contento, enojado, ansioso, etc. Se dice que el primer tipo de pregunta mide el bienestar global y el segundo, el bienestar emocional. No siempre provocan la misma respuesta: tener hijos, por ejemplo, tiende a hacer que las personas se sientan mejor con respecto a su vida en general, pero también aumenta la posibilidad de que se sienta enojado o ansioso en el día a día.

Pero, ¿para qué estás preguntas? Pues bien, los estadísticos buscan la respuesta a la eterna pregunta: ¿qué hace feliz a la gente? Al parecer, la respuesta a esta complicada cuestión la resolvieron en cuatro conceptos sencillos: género, personalidad, circunstancias externas y edad.

"Las mujeres, en general, son un poco más felices que los hombres", dijeron. Pero también son más susceptibles a la depresión: entre una quinta y una cuarta parte de las mujeres experimentan depresión en algún momento de sus vidas, en comparación con alrededor de una décima parte de los hombres. Lo que sugiere que las mujeres son más propensas a experimentar emociones más extremas.

Los economistas concluyeron que el disfrute y la felicidad se sumergen en la mediana edad, luego aumenta el estrés a principios de los 20 para caer bruscamente; la preocupación alcanza su punto máximo en la mediana edad y cae bruscamente a partir de entonces; la ira disminuye a lo largo de la vida; la tristeza aumenta ligeramente en la mediana edad y cae a partir de entonces.

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