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Muere Adolfo Suárez, el artífice de la libertad económica de España

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Adolfo Suárez y el responsable de su programa económico, Enrique Fuentes Quintana, pusieron las bases de la modernización económica de España, pilar fundamental para que nuestro país pudiera despegar desde las anquilosadas y perniciosas estructuras de la autarquía franquista hacia la economía de mercado.

Los efectos colaterales de la crisis energética de los años 70 y el alza de los precios del petróleo recrudecieron una grave crisis económica en España, anclada en un sistema productivo caduco y una nula competitividad: nuestro país no tenía por entonces ni medios ni herramientas para luchar contra el déficit exterior.

La inflación galopante llegó a casi el 30% anual y las estadísticas de desempleo oficiales rondaban los 600.000 españoles, pero las cifras reales podían más que doblar este número: España estuvo al borde la suspensión de pagos e incluso se temía poner en peligro una frágil democracia recién nacida.

Pero el 25 de octubre de 1977 se firman dos tratados que cambian este panorama desolador: el Acuerdo sobre el programa de saneamiento y reforma de la economía y el Acuerdo sobre el programa de actuación jurídica y política, que pasaron a la historia como los Pactos de la Moncloa, y que pusieron las bases de la estabilidad del país y la Transición.

Este mismo año, tras la constitución de las Cortes Generales, las elecciones del 15 de junio dieron la victoria por mayoría simple a la legislatura constituyente presidida por Adolfo Suárez, quien junto con Enrique Fuentes Quintana, vicepresidente Segundo para Asuntos Económicos y ministro de Economía, encaminó el país hacia el desarrollo económico.

Pero estos pactos no fueron cuestión de un día, como explica Manuel Lagares en el monográfico 1958-2003: 45 años de economía en libertad, editado por Actualidad Económica. Entre 1974 y 1977 se celebran múltiples reuniones para fraguar una reforma fiscal dentro un programa de ajuste de la economía, que necesitaba el apoyo de los partidos políticos.

Suárez respaldó sin fisuras la propuesta de Fuentes Quintana de firmar un gran pacto político para conseguir la modernización de la económica: estaba convencido de que el consenso económico podía asegurar el proceso constitucional.

Desde el principio tanto la patronal como los sindicatos se opusieron a las condiciones que suponía un pacto de esta envergadura, por lo que decidieron que las medidas se irían implementando paulatinamente, dado así tiempo a los agentes sociales para madurar su visión de este proceso necesario.

El primero de los programas del Pacto de la Moncloa -de saneamiento y reforma económica-, estableció la incorporación gradual de medidas monetarias para fijar un cambio realista de la peseta, una reforma fiscal con enfoque social, la limitación de los aumentos salariales y los estímulos a la libertad económica de mercado.

Las medidas, junto al Acuerdo sobre el programa de actuación jurídica y política, centrados en unas directrices clave -libertad de expresión, medios de comunicación social de titularidad estatal, derecho de reunión y asociación política, ley de enjuiciamiento criminal y reorganización de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, pusieron los cimientos de la libertad democrática.

Los firmantes, además de Adolfo Suárez, fueron Leopoldo Calvo-Sotelo (UCD), Felipe González (Partido Socialista Obrero Español), Santiago Carrillo (Partido Comunista de España), Enrique Tierno Galván (Partido Socialista Popular), Josep Maria Triginer (Partido Socialista de Cataluña), Joan Reventós (Convergencia Socialista de Cataluña), Juan Ajuriaguerra (Partido Nacionalista Vasco) y Miquel Roca (Convergència i Unió). Manuel Fraga (Alianza Popular) firmó el acuerdo económico, pero no el político.