"No pedimos que se bajen los estándares, pero proceso de permisos sea más eficaz"
viernes, 27 de septiembre de 2024
El CEO de Antofagasta, Iván Arriagada, habló de distintos retos económicos que afronta la minería durante un congreso en Londres
Diario Financiero - Santiago
No se trata de reducir los estándares, sino de mejorar la eficacia de las agencias reguladoras. Ese es el mensaje que llevó Iván Arriagada, CEO de Antofagasta, a la cumbre de la industria minera reunida en la capital británica.
“Es un tema de políticas públicas… el tiempo que se tarda en mover un proyecto desde las etapas de exploración hasta su desarrollo y producción, hoy en día, dependiendo del lugar, puede tomar más de diez años”, planteó Arriagada, en línea con otros expositores.
Uno a uno CEO de mineras y consultoras coincidieron en que la demora en la aprobación de los proyectos, por sus evaluaciones ambientales y sociales, amenaza la producción de los metales necesarios para la meta de neutralizar emisiones.
“Como mineros no estamos promoviendo que las normas para la revisión medioambiental deban diluirse o reducirse. Pero el proceso tiene que ser más eficaz, más directo”, afirmó Arriagada, al inicio de la cumbre organizada por el Financial Times.
Su mensaje se repitió una y otra vez durante la jornada. No solo en Chile las mineras enfrentan demoras en el trámite de permisos. El consenso en la industria es que no se están construyendo suficientes nuevas minas para atender el esperado aumento de la demanda de cobre, y que Arriagada calcula en cinco millones de toneladas, equivalente a la producción actual de Chile.
Respecto a Chile, el ejecutivo destacó la ventaja logística e institucional país. “Chile es un país de la OCDE. La logística es mucho más sencilla. Gastamos menos de 10 céntimos por libra en logística. En otros lugares, como la República Democrática del Congo, se gasta como 10 veces más”, apuntó el CEO de Antofagasta.
Sin embargo, reconoció que la minera sigue con atención los cambios que se están produciendo en Argentina. La clave está en si el país vecino podrá consolidar esos cambios y mantenerlos en el tiempo lo suficiente como para atraer inversiones de largo plazo.