Ocde alerta que triple crisis ambiental exige políticas integradas para evitar un colapso
jueves, 27 de noviembre de 2025
El informe afirma que los avances mundiales han hecho que el deterioro ambiental le saque ventaja a las medidas adoptadas por los gobiernos a nivel global
El informe ‘Environmental Outlook on the Triple Planetary Crisis’ de la Ocde parte de una premisa central: los grandes desafíos ambientales del planeta ya no pueden analizarse ni enfrentarse por separado. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación forman un entramado profundamente interconectado, en el que cada fenómeno intensifica a los otros. Esta dinámica de presiones cruzadas exige una gestión integral; de lo contrario, las respuestas aisladas terminan agravando la crisis en vez de contenerla.
El documento advierte que el cambio climático está en camino de convertirse, hacia 2050, en el principal motor de la pérdida de biodiversidad a escala global, superando a los cambios en el uso del suelo, que históricamente han sido la principal causa.
El aumento de temperaturas, la alteración de los patrones de precipitación y el incremento de eventos climáticos extremos están transformando ecosistemas completos, afectando desde arrecifes de coral hasta bosques tropicales, humedales y zonas agrícolas.
Con respecto a esto, Antonio Guterres, secretario general de la ONU, afirmó que es necesario restaurar los ecosistemas terrestres y marinos para evitar un colapso a gran escala. La humanidad está librando una guerra contra la naturaleza, y es una guerra suicida. “Los contaminadores tienen que pagar”, concluyó Guterres.
Esta degradación, a su vez, reduce la capacidad de los ecosistemas para absorber carbono, regular el clima y filtrar contaminantes, lo que intensifica el calentamiento global y deteriora aún más la calidad del aire, el agua y los suelos. Frente a esto, el informe muestra que la extracción mundial de agua aumentaría 17% en las próximas décadas
La Ocde subraya que, aunque existen sinergias claras entre políticas ambientales, por ejemplo, las medidas para reducir emisiones de gases de efecto invernadero también tienden a disminuir contaminantes atmosféricos nocivos, muchas estrategias actuales siguen diseñándose de forma fragmentada.
Esto genera contradicciones. Un caso que destaca el informe es el de la transición energética: aunque el despliegue masivo de energías renovables es clave para mitigar el cambio climático, si no se gestiona adecuadamente puede generar nuevas presiones sobre la biodiversidad y los recursos naturales, debido al uso intensivo de tierras, minerales críticos y materiales, así como a los desafíos asociados al final de vida útil de tecnologías como paneles solares y turbinas eólicas.
El análisis de la Ocde muestra, además, que muchos países reconocen en sus planes climáticos y estrategias de biodiversidad la existencia de estos vínculos, pero que rara vez los traducen en políticas públicas coherentes e integradas. En particular, los vínculos con la contaminación siguen siendo los menos desarrollados, tanto en la planificación como en la evaluación de impactos. Las políticas explícitas para gestionar las disyuntivas entre objetivos ambientales, por ejemplo, reducir emisiones sin aumentar la presión sobre ecosistemas clave, siguen siendo limitadas.
En América Latina y el Caribe, la Ocde advierte que la triple crisis ambiental adquiere una complejidad particular, porque se mezcla con dinámicas de crecimiento económico, alta dependencia de los recursos naturales y profundas brechas sociales. La región, agrega, es una de las más ricas en biodiversidad del planeta, pero al mismo tiempo enfrenta presiones crecientes por la expansión de la frontera agrícola, la minería, la deforestación y el aumento del consumo de materiales y energía. El informe proyecta que América Latina tendrán un crecimiento económico significativo hacia 2050. Sin embargo, si ese crecimiento no se acompaña de políticas ambientales integradas, podría ir de la mano con un fuerte incremento en el uso de materiales, la generación de residuos, el consumo de energía fósil y la contaminación.
En particular, se prevé un aumento considerable en el uso de plásticos, la presión sobre fuentes hídricas y la demanda de recursos naturales, en una región que ya enfrenta problemas estructurales de gestión ambiental.
La cumbre de la COP30 no logró los avances esperados en acuerdos globales
La cumbre de la COP30 celebrada este mes en Belem do Pará, Brasil, no tuvo los efectos deseados en materia de los compromisos de las 190 naciones presentes en las negociaciones. Expertos vaticinaban que no habría algún anuncio relevante como resultado de la cumbre. Sin embargo, hubo países que lograron atraer capital privado hacia algunos compromisos. Además, la ONU afirmó que la meta del techo de 1,5° al calentamiento global ya es inviable. Sus previsiones avistan un incremento de 2,8°.