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Opep podría reunirse en febrero para definir si recorta la producción

Ripe

Para Leonardo Buniak, economista y analista del entorno petrolero, la Opep, en particular Arabia Saudita, deberá enfrentarse nuevamente al dilema que barajó en la última reunión del bloque: “recortar o no”, cuando se vio fuertemente presionado por los países miembros del bloque que requieren de precios mayores a los actuales para equilibrar sus finanzas.

Buniak aclara que una eventual reducción del techo de producción de la Opep, fijada desde diciembre de 2011 en 30 millones de barriles por día, no va a regresar las cotizaciones a US$100 el barril, sino que en el mejor de los casos podría detenerse el desplome.

Víctor Ramos, también analista energético, estima que la reunión extraordinaria podría convocarse para febrero de 2015, pues no ve posible una estabilización del valor del hidrocarburo antes del encuentro ordinario del organismo petrolero, fechado para el 5 de junio en Viena.

A su juicio el bloque debe recortar entre 1 millón y 1,5 millones de barriles por día para balancear el mercado, y pueda sentirse el impacto de la medida.

El volumen de recorte mencionado por Ramos, va en consonancia con la sobreoferta que ha denunciado el ministro de Relaciones Exteriores, Rafael Ramírez, en su periplo por países miembros y no miembros de la Opep, y en la reunión ministerial del 27 de noviembre pasado, de unos 2,0 millones de barriles excedentarios en el mercado.

Ramos, partidario de una poda del bombeo, considera que “dejaron pasar la reunión ordinaria del cartel, en noviembre. Si los precios continúan en los niveles actuales durante los próximos meses o, incluso, si caen por debajo de US$70 el barril (Brent) a corto plazo, el trío del Golfo (Arabia Saudita, Emiratos, Kuwait) se sacrificará en febrero”.

Cuadro complejo

La preocupación básica para los saudíes será que pocos países tienen ahorros acumulados para poder aguantar 2 o 3 años de precios bajos.

De hecho, ayer un despacho de Reuters aseguraba que “Arabia Saudita solo consideraría reducir producción de petróleo si otros países, incluso Rusia... se suman a la medida”, un adelanto de que hay preocupación por la merma de los precios por parte del principal y más influyente miembro de la Opep.

A juicio de los especialistas el cuadro petrolero se mostrará cada vez más complejo, pues los fundamentos del mercado no son los responsables de la formación de los precios del crudo en estos momentos.

Consideran, además, que antes de dos o tres años no habrá claridad sobre el entorno, ni se retomará la senda de los US$100 por barril. En el mejor de los escenarios, se vislumbra que entre 2017 y 2018 el valor del petróleo alcance los US$90 por barril.

Tormenta perfecta

La tesis del economista Leonardo Buniak es que se confabularon una serie de factores que originaron un escenario complicado que dio al traste con los altos precios del petróleo.

El primer factor es que los elementos geopolíticos dejaron de incidir en los precios del hidrocarburo.

El segundo, y determinante, elemento es la sobreoferta de crudo en el mercado que alimentó inventarios de manera desmedida y, al mismo tiempo, el consumo no se recuperó.

Estados Unidos ha sido el actor principal del aumento de la oferta. La explotación sostenida y acelerada del petróleo e incluso del gas de lutitas (esquistos) ha impactado de manera determinante sobre actores y volúmenes.

De acuerdo con cifras del brazo estadístico energético de los Estados Unidos (EIA por sus siglas en inglés) esta nación produce cerca de 4 millones de barriles por día solo de petróleo de lutitas.

El tercer factor que conforma la tormenta es la amenaza de una tercera ola recesiva en Europa y la ralentización de los Brics, cuyos datos económicos deprimen la demanda petrolera mundial.

Perspectivas para Venezuela

El panorama trae consigo de manera inevitable malas noticias para Venezuela, dice Buniak.

El país no solo necesita un barril por encima de los US$100 o US$120 para equilibrar sus finanzas (breakeven), sino que además los precios podrían seguir bajando tras la medida de no recortar.

El punto es que de la explicación de Buniak se desprende que los cálculos de los saudíes no son del todo acertados, porque mantener bajos los precios para sacar del juego proyectos de lutitas futuros y en operación en los Estados Unidos solo impactaría a 4% o 5% de ellos, toda vez que “todos los demás requieren precios en torno a los US$35 a US$50”.