Globoeconomía

Por escasez, el trueque de viveres en los hogares regresa a Venezuela

Diego Carranza Agudelo

Según un estudio realizado por la firma Kantar Worldpanel, la difícil situación económica que para muchos analistas tiene al borde del default a Venezuela, no solamente hizo que el consumo disminuyera 55% en los últimos cinco años, sino que también generó una escasez de productos en el país, en donde dos de cada tres bienes que se buscan no se encuentran.

Como consecuencia, el trueque, un sistema de intercambio que reinó entre las familias hasta principios de siglo XX, retomó fuerza en el último año llegando a representar hasta 6% de las transacciones comerciales que realizan los locales con el fin de conseguir productos de primera necesidad a los que no han podido acceder por medio de los canales formales.

Lastimosamente, la cosa parece que no tiende a mejorar, y más si se tiene en cuenta que el Banco Mundial rebajó el porcentaje de crecimiento del PIB venezolano para 2017 en sus proyecciones de enero. Todo esto sumado, ha llevado a la economía del país a un retroceso en el que los ciudadanos deben optar de nuevo por soluciones primarias para abastecerse.

“Casi 70% de los productos que requieren los venezolanos no los están encontrando en los almacenes a donde tradicionalmente iban. Eso ha empujado a que 87% de las personas tengan que comprar lo que está disponible en los sitios a los que van y no lo que les gustaría comprar y eso, a su vez, impulsa el crecimiento de los otros modelos de intercambio informales que aparecieron en el país”, le explicó a LR el director general de Kantar Worldpanel en Venezuela, Vinicius da Silva.

Y es que aunque los canales de intercambios formales aún acaparan una porción de casi 55% de los mercados venezolanos, el crecimiento que han tenido los informales en el último año alarman a los comerciantes. Así se lo expresó a este medio el director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Caracas, Víctor Maldonado.

“Solo este año, ha habido una caída de cerca de 60% del consumo en los establecimientos formales, precisamente por el incremento generalizado de la pobreza que arropa a 80% del país, con unos salarios que por inflación y los desajustes cambiarios se vuelven  insignificantes desde el punto de vista de la capacidad adquisitiva”, señaló Maldonado.

Entonces, otra porción de 25% está siendo controlada por el mismo mercado ciudadano que se rige por la oferta y la demanda, como no siempre lo hace el modelo gubernamental. Así, en este nuevo mercado negro los productos, algunas veces de primera necesidad, que son difíciles de conseguir alcanzan sumas para muchos inaccesibles.

Ese es precisamente el caso de los llamados ‘bachaqueros’, un grupo de personas que se dedican a estas prácticas y que aparecieron apenas en 2015, pero que hoy ya tienen una porción de 4%, el mismo porcentaje que ostentan los establecimientos de compras oficiales, en donde los precios son muy inferiores.

No obstante, Da Silva asegura que, además de conseguir los bienes que no se encuentran con métodos desconocidos, estos establecimientos no generan ningún tipo de beneficio para la sociedad. Contrario a eso, los elevados costos hacen que se deteriore más la cartera de los venezolanos, recordando además que, al ser modelos informales, no pagan impuestos y terminan de damnificar lo que ya está suficientemente deteriorado.

Otro lugar informal en donde los venezolanos compran sus productos es en las casas de familias que, reacios a hacer los intercambios con los productos que acumulan, se dedican a ofertarlos. Este modelo equivale a 9% de las transacciones totales.

El estado de los formales

Tal como lo expresó el director de la Cámara de Comercio de Caracas, estos años no han sido los mejores para los establecimientos formales. De hecho, según las cifras de las que habla Maldonado, el año pasado se cerraron 30.000 empresas, muchas de las cuales eran comercios. Esto hizo que hubiera una pérdida de cerca de 700.000 puestos de empleo.

“La contracción del PIB el año pasado fue de 25% y la del PIB per cápita fue de 29%. Como hay menos capacidad adquisitiva, el comercio formal se ha venido a menos y eso se empeora con la pérdida de empleos, porque cuando la ocupación formal no está presente, aparece la ocupación informal. Una gran parte de la población está hoy activa en la informalidad”, afirmó Maldonado.

Sin embargo, ahora los establecimientos formalmente establecidos todavía tienen la mayor parte del mercado, siendo esta de 29% para los centros de abastos y almacenes, 13% para los supermercados independientes, 9% para los almacenes de cadena y apenas 4% los centros del gobierno.

Los altos índices de inflación, que superaron 700%  al cierre de 2016 y que, según entidades internacionales, podría llegar a subirse hasta 2.200% en 2017, han hecho que el promedio de lo que gasta un venezolano por visita al supermercado aumente significativamente.

Mientras en 2014 con aproximadamente 112 bolívares se realizaban las compras necesarias para subsistir, en 2016 este valor aumentó en más de 1.100%, elevando el gasto promedio por visita a 1.361 bolívares.

Lo peor es que la crisis a la que ninguno de los dos directores le ve una pronta solución, posiblemente seguirá costando las cabezas de estas entidades que viven el peor de sus momentos, hasta ahora, cuando el número de visitas promedio de los venezolanos al año viene cayendo a una tasa de 28%, pasando de 258 en 2014 a 185 en 2016.

Las opiniones

Víctor Maldonado
Director ejecutivo de la Cámara de Caracas
“Las medidas del gobierno colocan en entredicho la recuperación de la confianza social, que es vital para que haya comercio”.

Vinicius da Silva
Director de Kantar Worldpanel Venezuela
“Casi 70% de los productos que requieren los venezolanos no los están encontrando en los almacenes a los que tradicionalmente iban”.