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Para 2024, habrá una inflación persistente y un crecimiento mundial mucho más débil

Gráfico LR

El Fondo prevé un crecimiento mundial de 2,9% para el próximo año, 0,1 pps menos que en julio y por debajo de la media de 3,8% de las dos décadas anteriores a la pandemia

Bloomberg

El Fondo Monetario Internacional elevó su previsión de inflación mundial para el próximo año y pidió a los bancos centrales que mantengan una política restrictiva hasta que haya una disminución duradera de las presiones sobre los precios.

En su informe Perspectivas de la Economía Mundial publicado el martes, el FMI elevó su previsión del ritmo de aumento de los precios al consumo en todo el mundo al 5,8% para el próximo año, frente al 5,2% de hace tres meses. El llamamiento a la vigilancia de la inflación se produce al recortar también la previsión de crecimiento económico para 2024.

En la mayoría de los países, el FMI, institución encargada de vigilar la salud de la economía mundial, prevé que la inflación se mantenga por encima de los objetivos de los bancos centrales hasta 2025.

Las previsiones son un acontecimiento muy esperado en las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial, que se celebran esta semana en Marrakech (Marruecos), la primera vez que tienen lugar en África en 50 años. El acto se celebra tras el mortífero ataque de Hamás a Israel durante el fin de semana, que conmocionó al mundo y reavivó el temor a un conflicto más amplio en Oriente Próximo, donde se concentra casi un tercio del suministro mundial de petróleo. Los atentados suponen un factor más en un periodo marcado por la incertidumbre mundial.

Los bancos centrales de las principales economías, incluidas las de Estados Unidos y la Unión Europea, llevan más de un año subiendo agresivamente los tipos de interés para frenar una inflación que alcanzó el 8,7% a escala mundial en 2022, el nivel más alto desde mediados de la década de 1990.

"La política monetaria debe seguir siendo restrictiva en la mayoría de los lugares hasta que la inflación descienda de forma duradera hacia los objetivos", dijo Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI, en una reunión informativa con periodistas. "Aún no hemos llegado a ese punto".

El repunte se vio espoleado por factores como las interrupciones de la cadena de suministro por la pandemia del coronavirus; el estímulo fiscal en respuesta al cierre mundial; la fuerte demanda posterior y un mercado laboral tenso en EE.UU.; y las interrupciones alimentarias y energéticas por la invasión rusa de Ucrania, que afectaron especialmente a Europa y Reino Unido.

El Fondo prevé un crecimiento mundial de 2,9% para el próximo año, 0,1 pps menos que en julio y por debajo de la media de 3,8% de las dos décadas anteriores a la pandemia. Su previsión para 2023 se mantiene en 3%.

Desde abril, el Fondo viene advirtiendo de que las perspectivas a medio plazo se han debilitado. Entre los factores que frenan la expansión figuran las consecuencias a largo plazo de la pandemia, la invasión de Ucrania, la descomposición de la economía mundial en bloques y el endurecimiento de la política de los bancos centrales.

"Vemos una economía mundial que cojea y aún no esprinta del todo", dijo Gourinchas.

Aunque las perspectivas de crecimiento mundial son bajas, son relativamente estables y el FMI ve más probabilidades de que los bancos centrales puedan controlar la inflación sin provocar una recesión mundial.

Sin embargo, la estabilidad de las previsiones globales de crecimiento del FMI oculta algunos cambios importantes en las previsiones de los distintos países en que se basan. En EE.UU., la mayor economía del mundo, las previsiones para este año aumentaron de 1,8% a 2,1% en julio, y las del año próximo del 1% a 1,5%, gracias a una mayor inversión empresarial en el segundo trimestre y a la resistencia del consumo.

El FMI considera que la tasa de desempleo de EE.UU. alcanzará un máximo de 4% en el último trimestre de 2024, menos de 5,2% previsto en abril, "en consonancia con un aterrizaje más suave de lo previsto anteriormente para la economía de EE.UU.".

Por otra parte, la previsión de crecimiento para China, la segunda economía mundial, se redujo a 5% desde una estimación de 5,2% para 2023 y a 4,2% desde el 4,5% en 2024. La economía china está perdiendo impulso debido a la caída de la inversión inmobiliaria y de los precios de la vivienda, que ponen en peligro los ingresos públicos procedentes de la venta de terrenos, así como a la debilidad de la confianza de los consumidores.

"Restablecer la confianza y sanear el sector exigirá una acción contundente por parte de las autoridades, y hemos visto algunos movimientos en esa dirección, pero se necesita más", dijo Gourinchas. "Si eso no ocurre, existe la posibilidad de que el problema se agrave".

La estimación de crecimiento para la zona euro también se recortó, a 0,7% en 2023 desde una estimación anterior de 0,9%, y a 1,2% en 2024 desde una proyección anterior de 1,5%.

También hay divergencias entre las economías europeas: Alemania se contraerá más de lo previsto, debido a la debilidad de los sectores sensibles a los tipos de interés y a la ralentización de la demanda de sus socios comerciales. Francia, sin embargo, ha visto mejoradas sus previsiones tras una recuperación de la producción industrial y un mejor comportamiento de la demanda externa en el primer semestre de 2023.

El FMI elevó a 2% la previsión de crecimiento de Japón para este año, frente al 1,4% anterior, gracias a la demanda acumulada, el auge del turismo, las políticas acomodaticias y el repunte de las exportaciones de automóviles, frenadas anteriormente por los problemas de la cadena de suministro.

Las perspectivas de crecimiento del Reino Unido para el próximo año se recortaron de 1% a 0,6%, como reflejo de unas políticas monetarias más restrictivas para controlar una inflación aún elevada y los efectos persistentes de la crisis de los términos de intercambio provocada por los altos precios de la energía.

El FMI ha advertido repetidamente de la fragmentación de la economía mundial, o de su descomposición en bloques geopolíticos a lo largo de líneas divisorias debido a las tensiones entre EE.UU. y China, así como a la agresión de Rusia.

El Fondo prevé un crecimiento de comercio de 0,9% este año, por debajo de 2% previsto en julio y en comparación con una media de 4,9% en las dos décadas anteriores a la pandemia. Ello refleja el desplazamiento hacia los servicios nacionales, los efectos retardados de la apreciación del dólar, que frena el comercio debido a la facturación generalizada de productos en dólares, y el aumento de las barreras comerciales.

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