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¿Qué retos llegarán a España, luego de la reciente victoria de Alberto Núñez Feijóo?

Alberto Núñez Feijóo

Ninguno de los principales partidos ha logrado asegurar la investidura, bajo los riesgos de llevar a cabo una repetición electoral

Alejandro Bonet González

El Partido Popular (PP), liderado por Alberto Núñez Feijóo, se impuso en las elecciones generales en España. La victoria se generó por delante del Partido Socialista (Psoe), cuyo líder es el actual presidente del gobierno, Pedro Sánchez, obteniendo 136 diputados con un 99% del escrutinio completado.

A pesar de la victoria, según los resultados actuales, ninguno de los dos principales partidos puede gobernar en solitario. El Congreso de los Diputados cuenta con 350 asientos, lo que implica que se requieren 176 para alcanzar una mayoría.

El PP no logra obtener una mayoría suficiente junto con sus aliados más cercanos, y su victoria en las elecciones regionales y locales de hace unos meses ha sido considerada "agridulce" por los expertos.

Si Feijóo, del PP, no alcanza su objetivo, será el turno de Sánchez, del otro partido, quien necesitará forjar alianzas para lograr la investidura con Sumar y otras fuerzas políticas más pequeñas, incluidas las nacionalistas o independentistas vascas y catalanas, las cuales probablemente impondrán condiciones para brindar su apoyo, como ya ocurrió en la legislatura anterior. Esto plantea la posibilidad de una repetición de las elecciones a menos que todos los grupos independentistas apoyen a Sánchez.

La ultraderecha representada por Vox, con la cual el PP había formado pactos en algunos gobiernos regionales, ha perdido fuerza, contrariamente a las expectativas de que pudiera ser crucial para la conformación de un eventual gobierno de derecha.

En contra de las expectativas que se habían generado a partir de las encuestas, las cuales pronosticaban una contundente victoria del PP, el resultado final fue una ventaja ajustada, con el Psoe demostrando una resistencia electoral significativa. Además, la fuerte fragmentación del Parlamento ha creado un escenario complejo que parece favorecer más el bloqueo político que la formación de alianzas.

Esto ha dado lugar a un escenario similar al vivido en elecciones anteriores, como las de diciembre de 2015, que llevaron a las de junio de 2016, o las de abril de 2019, que dieron paso a las de noviembre de ese mismo año. La situación actual amenaza con desencadenar una repetición electoral, muy probablemente a finales de este año, dado que ninguno de los bloques políticos ha logrado asegurar la investidura.

El desafío económico que enfrentará el próximo Gobierno

Si bien, aún es incierto de cómo se pueda conformar el poder del nuevo Gobierno, lo que está en exactitud son los retos que deberá asumir el próximo gobernante. Entre estos, los más influyentes son el impulso económico y la lucha para reducir las tasas de desempleo.

El principal reto es sostener el ritmo de crecimiento económico. Durante el primer trimestre, la economía experimentó un aumento del 0,6%, y se espera que avance aproximadamente un 2% en el año. Sin embargo, el impulso que surgió tras la recuperación del colapso causado por la pandemia se está deteriorando.

Por otra parte, el estimulo del panorama empresarial y los negocios en España es otra situación que requerirá la atención del nuevo Gobierno. Este desafío podría radicar en una adecuada utilización de los fondos europeos, destinando inversiones en sectores clave, al tiempo que se busque reducir las complicaciones burocráticas que restringen la actividad y el desarrollo empresarial.

La incertidumbre política desatada por las elecciones generales de ayer ha provocado la inquietud de los inversores, lo que ha llevado a un aumento en la prima de riesgo de España. A pesar de esto, los analistas se abstienen de transmitir mensajes alarmistas, y algunas compañías expresan su confianza en la deuda española a largo plazo.

Antes de las elecciones generales, al cierre del viernes pasado, la prima de riesgo de España estaba en 103 puntos básicos. En el día de hoy, el interés exigido a la deuda española ha disminuido, pero no tanto como el interés del bund alemán, que es el referente en Europa.

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