Globoeconomía

Siete de cada diez pymes catalanas están a favor de la independencia de la región

Ripe

66,8% de las pymes catalanas son partidarias de que Cataluña disponga de un Estado propio, según un sondeo de la patronal catalana Pimec. En la encuesta, realizada entre el 23 y el 24 de octubre, participaron 2.224 empresas con más de 60.000 empleados en total.

El 43,9% de los participantes en la encuesta son microempresas, 41,4% son pequeñas empresas, un 12,2% son firmas de tamaño medio y 2,6% pueden considerarse empresas de mayor volumen; 33,7% de todas ellas coloca al menos un 30% de ventas en el resto de España.

A la pregunta de “cuál es la forma política más adecuada para Cataluña en el futuro”, 66,8% de los empresarios encuestados es favorable a un Estado propio, mientras que 21,1% se decanta por un modelo federal y 12,1% apuesta por el sistema autonómico.

Más detalladamente, entre las empresas que no venden nada en el resto de España 72,8% apoya la independencia, frente al 55,1% de aquellas que venden 30% o más en otros territorios del Estado.

Por provincias, un 64,7% de las empresas en Barcelona están a favor del Estado propio, muy similar a los porcentajes en Lleida (63,1%) y Tarragona (65,6%), pero por debajo del 83,2% de Girona.

Además, a un 82,4% le parece bien que se promueva una consulta de autodeterminación en Cataluña y un 81,5% está convencido de que un Estado catalán independiente sería “económicamente viable”.

Pimec también preguntó a los empresarios si están preocupados ante un eventual “boicot” a los productos catalanes en el mercado español: un 61,2% dice temer “poco o nada” esta posibilidad, frente al 38,8% “muy o bastante” preocupado.

El presidente de Pimec, Josep González, justificó el sondeo por la necesidad de su institución de conocer qué opinan sus socios sobre un debate central en el tablero político catalán.

“Los empresarios tienen un gran sentimiento de agravio porque se ven muy afectados económicamente por el Gobierno”, dijo el presidente de la patronal.

González expresó su sorpresa por la “contundencia de las respuestas” a favor de un Estado propio y en contra de los “agravios comparativos” como por ejemplo tener que soportar “más impuestos” o recibir menos inversiones en infraestructuras.