Globoeconomía

¿Sufre ya Estados Unidos los primeros síntomas de un parón del 'fracking'?

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El menor crecimiento de la demanda (por el enfriamiento de la economía china y el parón europeo) y la sobreoferta (fundamentalmente por la mayor producción de EE.UU.) han hecho caer el precio del petróleo desde el verano. La decisión de Arabia Saudí de no hacer nada para sostener los precios los ha hundido definitivamente. La OPEP decidió la semana pasada, en una de sus cumbres más esperadas en años, no recortar su producción para elevar las cotizaciones. Y el resultado ha sido la caída libre de los precios.

Riad no tiene intención de sostener los precios porque el petróleo barato le sirve para 'castigar' a sus rivales geopolíticos (los rivales regionales Irán e Irak, y también a Rusia por su respaldo al régimen sirio y a Teherán) y económicos (pone en jaque la rentabilidad de algunos proyectos de fracking en EE.UU. y futuras inversiones en otros proyectos nuevos, al tiempo que mantiene su cuota en el mercado global del crudo aunque sacrifique ingresos).

Rusia está sufriendo las consecuencias. La Bolsa de Moscú y el rublo han registrado fuertes caídas en las últimas semanas, y el Kremlin admite que el petróleo barato y las sanciones internacionales por su intervención en Ucrania le cuestán más de US$137.227 millones al año, poniendo contra las cuerdas las cuentas públicas del país.

Y, en paralelo, el impacto sobre los proyectos de hidrocaburos no convencionales en Estados Unidos podría estar ya dejándose notar. Según la consultora Drillinginfo, especializada en recopilar bases de datos sobre el sector energético, las compañías que explotan campos de shale oil en Estados Unidos redujeron ya el pasado octubre un 15% la petición de permisos para perforar nuevos pozos en los grandes campos del país, informa Reuters.

En los últimos años, las solicitudes de licencias para realizar permanentemente nuevos pozos no han dejado de crecer, incluso en periodos de rebajas moderadas de los precios del crudo. Pero el desplome de las cotizaciones que el mercado sufre desde junio podría estar haciendo que las empresas opten por protegerse ante las incertidumbres que generan los bajos precios.

Según los datos de Drillinginfo, la caída del 15% de las solicitudes de perforación se concentra en los doce grandes campos de explotación de EE.UU. A lo largo del último año, la cifra de permisos solicitados por la compañía se había duplicado para esas mismas explotaciones (en el caso de la gran formación de Eagle Ford, en Texas, el descenso habría alcanzado el 23%).

Un posible escenario de precios moderados durante uno o dos años pone en serios aprietos la expansión de los hidrocarburos no convencionales en Estados Unidos y fuera del país. El punto crítico en que los proyectos que utilizan el fracking -técnica consistente en inyectar agua y productos químicos a alta presión para fracturar la roca y así liberar el petróleo o el gas atrapado en ella- dejan de ser rentables es difícil de determinar.

Según diferentes analistas, la inmensa mayoría de los campos de explotación de hidrocarburos no convencionales de EE.UU. es rentable con precios del barril de crudo que oscilan entre los US$50 y los US$80 (aunque algunos proyectos necesitan que se sitúe incluso por encima de los US$100 para no entrar en pérdidas). En el actual contexto de caída de precios, parte de los proyectos de shale oil están en un serio riesgo y la posibilidad de captar inversiones para nuevos proyectos se reduce.