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Trump y Clinton se la juegan en el 'caucus' de Iowa

Expansión - Madrid

Sin embargo, cada cuatro años se convierte en el centro del universo, en el lugar que más políticos y medios de comunicación concentra por metro cuadrado en el mundo. Es el ring donde los candidatos a dirigir la nación más poderosa del mundo bajan al barro para ganar un puñado de votos que luego se demostrarán decisivos.

Iowa da el lunes el pistoletazo de salida a las primarias de Estados Unidos, un proceso que se saldará en julio con la designación oficial de dos candidatos, uno demócrata y otro republicano, a convertirse en el presidente número 45 de Estados Unidos.

Pero aún falta mucho tiempo para entonces. Hoy no está nada claro quiénes serán los elegidos, por lo que la campaña en Iowa está siendo una de las más intensas y reñidas de los últimos años.

Dos sistemas
En Estados Unidos, cada región decide cómo organizar el proceso de elección del candidato republicano y demócrata. Puede hacerse mediante un sistema tradicional de primarias (abiertas, cerradas o semicerradas), o a través de asambleas (caucus), por las que los simpatizantes del partido eligen al candidato en una convención a mano alzada o depositando los votos en una urna. Una de las principales diferencias entre ambas fórmulas es que los caucus están organizados por los partidos, mientras las primarias se desarrollan como unas elecciones convencionales.

En Iowa se sigue la fórmula del caucus, y su resultado se considera un termómetro clave para tomar el pulso a los candidatos. Ocho días después, New Hampshire celebra las primeras primarias al estilo tradicional, acaparando también gran parte de la atención de todo el país.

Lo que pase en estos dos estados no ayudará, muy probablemente, a acertar con los nombres de los candidatos ganadores definitivos, pero servirá para dejar a muchos aspirantes por el camino. Este proceso de selección natural será especialmente relevante para el Partido Republicano, que aún cuenta con doce interesados en sustituir a Barack Obama en la Casa Blanca.

Además, permitirá determinar si el controvertido Donald Trump, habitual número uno en las encuestas, tiene el apoyo real de los afiliados; y dejará pistas sobre el poder del establishment conservador que apoya a Marco Rubio. También despejará la duda de si Ted Cruz tiene más posibilidades de las que se pensaban hace unas semanas; si Carly Fiorina, expresidenta de Hewlett-Packard, sale del ostracismo; y si Jeb Bush, hijo y hermano de presidentes, cuenta con genes suficientes para volver a despegar.

Pujanza
En el lado demócrata, Hillary Clinton se está viendo obligada a sacar toda su artillería en Iowa ante la pujanza de un candidato que parecía dormido: Bernie Sanders. La esposa del expresidente Bill Clinton y antigua secretaria de Estado aún sigue siendo favorita con algo más del 50% de los apoyos en las encuestas, frente al 37% de Sanders. Sin embargo, esta diferencia se ha estrechado en las últimas semanas, hasta el punto de que Hillary está reviviendo la pesadilla de 2008, cuando un prácticamente desconocido Obama le adelantó en la carrera demócrata.

Después de Iowa y New Hampshire, la siguiente fecha marcada en rojo en el calendario es el 1 de marzo, un día conocido como el Supermartes y en el que trece estados celebran sus primarias.

Será después de esa jornada cuando logren despejarse la mayoría de las incógnitas y empiece a quedar más claro quién será designado candidato oficial en las convenciones republicanas y demócratas de julio.

Elecciones pioneras
Si para entonces aún hay dudas sobre los favoritos, puede que sea porque Michael Bloomberg, exalcalde de Nueva York y empresario, haya presentado su candidatura independiente. Si se produjera este hecho, se trataría de un movimiento sumamente arriesgado, ya que no ha habido ningún presidente ajeno a los partidos republicano o demócrata desde que Millard Fillmore ganó las elecciones en el año 1850 bajo el manto del ya desaparecido partido Whig.

En cualquier caso, las elecciones pueden ser pioneras en muchas cosas. Estados Unidos podría contar con el primer mandatario independiente de su historia reciente, con la primera mujer como presidenta, con el primer latino al frente de la mayor potencia mundial, con el tercer hombre de una misma familia viviendo en la Casa Blanca o con un magnate capaz de provocar un conflicto diplomático en un segundo al frente del despacho más poderoso.

Los ciudadanos estadounidenses tienen la palabra el próximo 8 de noviembre. Ellos decidirán cómo quieren que sea de histórica la próxima presidencia de Estados Unidos.