Uruguay

Un año conviviendo con el virus del covid-19: ¿Qué significa “volver a la normalidad”?

RIPE:

El teletrabajo llegó para quedarse. Por ese motivo, esta situación requiere una actualización de la matriz de riesgos corporativos

El Observador - Montevideo

Ya nos encontramos comenzando el mes de mayo de 2021. 14 meses han pasado desde el decreto de emergencia sanitaria del gobierno. Durante este período, muchas cosas cambiaron drásticamente en nuestra vida cotidiana, entre ellas, la forma de trabajar. El trabajo remoto resulta, ya no una excepción, sino el nuevo estándar de trabajo que parece haber llegado para quedarse.

Durante 2020, gran parte de nuestros clientes han mostrado una especial
preocupación por las condiciones a través de las cuales se ha migrado hacia el trabajo remoto: ¿Es seguro para la empresa? ¿Para los clientes? ¿Para las partes interesadas de la organización? Es que no todas las empresas tenían preparado un plan de continuidad, probado, que les permitiera continuar operando bajo condiciones de seguridad de la información aceptables, y por ello debieron actuar sobre la marcha.

El lunes 16 de marzo de 2020, luego del decreto de emergencia sanitaria, se produjeron varias restricciones ante la incertidumbre de la pandemia que ya había llegado a Uruguay. Muchas organizaciones se enfrentaron a la decisión de cómo continuar operando y prestando servicio. Hasta ese momento, era frecuente que muchas contaran con conectividad mediante VPN para usuarios de soporte de proveedores tecnológicos, donde solo unos pocos usuarios habilitados, y bajo control, teniendo acceso únicamente a los recursos para los que debían dar soporte. Sin embargo, de un día para el otro, había que “extender” esta posibilidad a prácticamente todos los empleados o funcionarios que trabajaban presencialmente.

En forma muy precaria y en muchas organizaciones, se logró que éstos comenzaran a trabajar en forma remota el lunes o algunos días después. Siempre con foco en la operación, dejando en segundo plano otros aspectos: Logísticos (con qué equipo conectarse, ancho de banda, etc.) y otros vinculados a los riesgos de la ciber seguridad. Los aspectos logísticos fueron resueltos paulatinamente con la adquisición de recursos. Sin embargo, los de ciber seguridad, dependiendo de la cultura de la organización, pueden aún hoy, no haber sido manejados adecuadamente.

A la fecha no hay una fecha clara, ni tampoco certeza de que se pueda regresar a algo similar a la “vieja normalidad”. De lo que sí podemos estar seguros, es que nos espera un escenario híbrido, en el que lo mejor de las dos normalidades seguramente deriven en un nuevo escenario. En cualquier caso, la dependencia de la tecnología será mayor, por lo que resulta un imperativo construir ese nuevo escenario sobre una función de una revisión de los riesgos presentes, y de la implementación de una práctica de ciber seguridad transformada y optimizada que permita responder a éstos.

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