Un año de cepo cambiario no ayudó a ganar reservas
lunes, 1 de octubre de 2012
Ripe
A sólo 10 años del corralito, se imponía todavía cierta incredulidad: el Gobierno iba por el dólar. Así, la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) debería autorizar toda adquisición de divisas. No se modifican los límites de compras vigentes. No tiene nada que ver con un control o restricciones, solo son medidas para favorecer la transparencia contra el lavado del dinero, insistía Amado Boudou hace ya casi un año, cuando comenzó este rompecabezas cambiario en el que quedamos atrapados: el cepo. En octubre, la fuga de capitales había llegado a US$745 millones y el Banco Central se había visto obligado a sacrificar casi US$383 millones de sus reservas.
La demanda fue estrangulada en un proceso que a la vez la fue cargando de un contenido ideológico y estigmatizante. Bloqueadas las salidas , la fuga de capitales se desplomó. Según el Banco Central de la República de Argentina (BCRA), en los primeros seis meses de 2012 se ubicó en US$766 millones, un tercio de lo que había sido en la primera mitad del 2011. Pero no hubo blindaje para las reservas. Pese al cepo que debía apuntalarlas, caen US$276 millones este año. El cepo está por cumplir un año. Se juzgó preferible a los costos de un programa sensato e integral contra la inflación y el atraso cambiario. En todo caso, fueron doce meses de sobresaltos.
En nada ayudó una instrumentación confusa, desarticulada y espasmódica que alimentó una sensación aguda de incertidumbre. Pero aquí estamos un año después. En la Argentina está prohibido ahorrar en dólares. Y un régimen altamente discrecional ha burocratizado y virtualmente bloqueado el acceso a divisas para el turismo. Escenarios extremos de avanzada sobre depósitos o vencimientos de bonos jamás se materializaron. Pero la confianza se forja, nunca se prescribe. En este cara a cara con el peso, los dólares-colchón todavía son consuelo.