La desaceleración económica tocaría con más fuerza la finanzas de Chile y Colombia
viernes, 22 de julio de 2022
Se prevé que el crecimiento mundial descienda de 5,7 % a 2,9 % en 2022, un porcentaje mucho menor que 4,1% que se anticipó
En todo el globo terráqueo ya se percibe la necesidad de prepararse para una recesión, o al menos una fuerte desaceleración de la economía. Los indicios de este acontecimiento se preveían tras un comportamiento en “u” del Producto Interno Bruto (PIB) de varias economías, incluyendo contados países de América Latina, una de las regiones que más se vería afectada por el panorama que se avecina, tocando, especialmente, a Chile y Colombia.
Al cierre del año pasado, los países en desarrollo de este continente que más crecieron fueron Guayana, con 19,9%; Panamá, con 15,3%; Perú, 13,3%; Honduras, con 12,5%; República Dominicana, con 12,3% y Chile, con 11,7%. Con corte al primer trimestre de 2022, países como Colombia ya presentan un repunte positivo en el PIB con 8,5%, seguido por Chile, con 7,2%; Argentina, con 6%; Perú, con 3,84%; México, con 1,8% y Brasil, con 1%.
Sin embargo, una inflación que registra nuevos récord en todo el mundo cada vez que se mide, sumada al constante aumento de tasas de interés por parte de los bancos centrales y los efectos negativos de la invasión en Ucrania por parte de Rusia, han generado lo que los expertos denominan “la tormenta perfecta”.
Según el Banco Mundial, las finanzas en todo el mundo están entrando en lo que podría convertirse en un período prolongado de escaso crecimiento, lo cual aumenta el riesgo de estanflación, con consecuencias potencialmente perjudiciales, tanto para las economías de ingreso mediano, como para las de ingreso bajo.
Se prevé que el comportamiento económico mundial descienda de 5,7% en 2021, a 2,9% en 2022, un porcentaje considerablemente menor que el 4,1% que se anticipó en enero. De hecho, según vaticina dicho organismo, este año, el nivel de ingreso per cápita de las economías en desarrollo se ubicará casi 5% por debajo de su tendencia previa a la pandemia.
Por ahora, se proyecta que la economía de Brasil crezca 1,5% el cierre del año en curso, donde se prevé que el sólido comienzo del año se disipe debido a la inflación de dos dígitos y al estancamiento de la inversión y su crecimiento disminuya notablemente, llegando a solo 0,8% en 2023. Así mismo, México se expandirá 1,7 % en 2022 y 1,9 % en 2023 (ver gráfico).
Además, si bien un país como Argentina crecería 4,5% en 2022, pese a que, con la aceleración de la inflación, la estabilidad macroeconómica sigue siendo difícil de alcanzar, en Chile y Colombia, el crecimiento se desacelerará bruscamente a medida que la recuperación posterior a la pandemia da lugar a un endurecimiento de las políticas. En Perú, el aumento de la producción minera respaldará el crecimiento, pero la incertidumbre se hará sentir en la inversión.
“La guerra en Ucrania, los confinamientos en China, los trastornos de la cadena de suministro y el riesgo de estanflación afectan el crecimiento. Para muchos países será difícil evitar la recesión. Los mercados están expectantes, por lo que es urgente fomentar la producción y evitar las restricciones comerciales. Se requieren cambios en las políticas fiscales, monetarias, climáticas y de endeudamiento para contrarrestar la asignación inadecuada de capital y la desigualdad”. afirmó el presidente del Grupo Banco Mundial, David Malpass.
Así mismo, se prevé que la economía de Centroamérica se expanda 3,9% en 2022 y 3,5% en 2023. Esta ralentización moderada registra la actividad en EE.UU., la fuente principal de demanda de exportaciones y remesas. Por su parte, el crecimiento en el Caribe se proyecta en 6,9% en 2022 y 6,5% en 2023, favorecido por la recuperación del turismo, especialmente.
Entre los riesgos se incluyen los efectos indirectos en la región debido a la atenuación del crecimiento mundial, una mayor inseguridad alimenticia y malestar social. Incluso, un aumento más lento de lo esperado en los principales socios comerciales del continente debilitaría aún más las perspectivas regionales.
Al respecto Guillermo Sinisterra, PhD en Economía de la Universidad de Nueva York y profesor de la Universidad Javeriana, describió lo que se ha visto hasta el momento como un desorden monetario que se convierte en un mecanismo de estabilización de la economía y de su crecimiento. “Lo que no se quiere es que se rompan muchos medios de pago y que se acabe el crédito por la falta de oportunidades, hecho que se vio reflejado en el precio de los activos”, mencionó el experto.
Según este, la siguiente etapa llega vestida de inflación, toda vez que este medido afecta varias cosas como el salario y su poder adquisitivo, especialmente en lo que respecta a la canasta familiar, tocando a los de más bajos ingresos.
Las reformas son indispensables para tener un crecimiento sostenible
Sumado a los efectos negativos que van a tener las políticas monetarias de los bancos centrales de la región se encuentra la advertencia del Banco Mundial en torno a las reformas necesarias para tener un crecimiento sostenible. “En un contexto de crecimiento lento y aumento de las tasas de interés en EE.UU., la tensión financiera podría afianzarse en algunas economías de la región, especialmente si los encargados de formular políticas no pueden comprometerse de manera creíble”, destaca la institución en un estudio de seguimiento.