Infraestructura

La competitividad, el gran desafío

Felipe Jánica Vanegas

Con el panorama actual en relación a los precios internacionales del petróleo, y la correlación existente entre este precio y la tendencia devaluacionista del peso frente al dólar estadounidense, es claro que se deben explorar otras alternativas de crecimiento que jalonen la economía al siguiente nivel.  

El siguiente nivel se puede alcanzar en la medida en que se desarrolle la infraestructura del país, pues sin ello cada vez serán menos competitivos los productores nacionales tanto para la producción local como para propósitos de exportación. Con la necesidad de interconectar las regiones y de hacer al país más competitivo, es perentorio que se desarrolle, de manera sistemática, la infraestructura de transporte multimodal del país (terrestre, marítimo, fluvial, aéreo y férreo). 

Por otro lado, no solo se debe pensar en la competitividad de cara a las exportaciones sino también en el consumo interno. No se puede olvidar que con la apertura de los mercados internacionales y la presencia de competidores internacionales es un hecho, máxime cuando se quiere penetrar en una economía que afronta el mayor crecimiento en Latinoamérica.

Para hacer frente al consumo interno que se ha venido incrementando en los últimos años, los productores también deben ser altamente competitivos. Es por esto que el país debe poner a punto la conectividad de las regiones. Para ello, no se puede olvidar que la distribución del PIB no está necesariamente centralizado en la capital y si fuese así, la capital está en el centro del país muy lejos, en materia de conectividad, de los puertos del pacífico y del caribe colombiano.  

Con la necesidad de interconectar las regiones y de hacer al país más competitivo, es perentorio que se desarrolle de manera sistemática la infraestructura de transporte del país, no solo terrestre sino marítimo, fluvial y férreo, pues en materia de distribución interna, los elevados costos de los productos generan un desafío importante en materia de precio, que difícilmente podrán estar a la altura de los precios de los competidores internacionales.  

Es por esto que en la medida que el estado acompañe a sus productores en materia de infraestructura, más competitivos se convierten en el mercado internacional. Al final del día, el más beneficiado de este tipo de inversiones en infraestructura es el Estado mismo, pues cuantas más utilidades generen los productores más dividendos reciben sus accionistas, donde uno de los más importantes es el Estado.