Qué tanto impacta el ruido en la infraestructura vial
viernes, 9 de febrero de 2018
Las molestias que ocasiona el sistema Transmilenio
Carlos Alejandro Chocontá Becerra
El próximo 3 de marzo se celebrará el Día Mundial de la Audición, iniciativa auspiciada por la Organización Mundial de la Salud para crear conciencia en la prevención de la sordera y la pérdida de audición y promover el cuidado auditivo a nivel mundial. Este año el tema central es “Oír el futuro”, con el que la organización busca llamar la atención hacia el aumento en el número de personas con pérdida auditiva en el mundo en las últimas décadas.
El Día Mundial de la Audición ya ha tenido algunos referentes a nivel local en años anteriores. En 2015, un estudio de una universidad colombiana, dirigido por la fonoaudióloga Mónica Matos, presentó resultados de encuesta a usuarios, así como datos de mediciones realizadas en estaciones de Transmilenio. Los resultados no eran alentadores; la percepción de los usuarios era aquella de estar sometidos a altos niveles de ruido y las mediciones en algunas estaciones confirmaban esto con medidas hasta de 93 decibeles, medida comparable a la de una motocicleta encendida a un metro de distancia.
Este estudio buscaba “mostrar señales de alarma sobre el riesgo ambiental que cada día estamos expuestos y el cual puede dañar la audición a largo plazo”, agregando que los principales afectados son los empleados, ya que ellos permanecen por tiempos más largos expuestos a estos ruidos.
El sistema Transmilenio tiene detalles particulares que no se deben pasar por alto. Por ejemplo, el material de los pisos de sus puentes y estaciones, generan un sonido muy característico identificable a metros. Esto causó una molestia notable, especialmente para quienes viven en las inmediaciones de esos puentes metálicos, en los inicios del sistema Transmilenio. Hoy, ya estamos acostumbrados a ese ruido, y aunque ya hace parte del paisaje sonoro, también lo hace del riesgo ambiental del sistema Transmilenio. Por otro lado, en el interior de algunos buses articulados es difícil oír incluso el discurso de los vendedores de turno, debido al ruido del motor. En algunas de estas ocasiones, al verme sometido a tales niveles de ruido uso mis audífonos como protección, sin que suene nada por ellos para reducir la cantidad de ruido que mis oídos reciben.
El caso de Transmilenio no es único y hay sonidos característicos en cualquier sistema de transporte, sea tipo metro o BRT (como Transmilenio) que no se pueden eliminar. Sin embargo, un diseño acústico puede lograr alguna reducción del ruido, tanto en estaciones como en el interior de los vehículos.
Los tratamientos acústicos para reducción y control de ruido pueden no ser baratos. Posiblemente sea esta la razón por la que muchos espacios carezcan de ella, especialmente a nivel estatal. Así como en transporte, otro aspecto en el que esto puede ser especialmente crítico para la sociedad es en instituciones educativas.
Estudios realizados en otros países muestran que los estudiantes pueden aprender mejor en espacios que les permitan escuchar y concentrarse mejor. Esto implica no sólo aislar el espacio destinado al aprendizaje del ruido externo, sino también poder controlar el ruido generado dentro de ese espacio.
Imaginen el nivel de ruido generado en un salón sin tratamiento acústico donde 20 personas hablan y ríen. Semejante imagen nos remite al eterno problema de control de ruido en restaurantes.
El tratamiento acústico de infraestructura puede darse en diferentes formas, dependiendo de la fuente y de la forma de transmisión del ruido. Mientras más abierto sea un espacio, el control que se le pueda dar al ruido es menor, como es el caso de aeropuertos y de vías de transporte. En espacios cerrados, se puede dar mayor control dependiendo de la disponibilidad de espacio y al presupuesto.
En presupuestos privados, la inversión en aislamiento acústico se puede ver reflejada en indicadores corporativos como preferencia del cliente o posicionamiento de la marca, mientras que a nivel público las consecuencias se ven en áreas como bienestar y salud públicos o productividad, por lo cual es de esperar que presupuestos públicos, como es el caso de Colombia, los rubros para tratamiento acústico es infraestructura sean los mínimamente necesarios.