Tecnología

Cuatro principios para un buen uso de la IA

Hay un universo de posibilidades gracias a la inteligencia artificial y su uso, además de mucho camino por recorrer, pero el objetivo siempre debe ser encontrar cómo nos puede ayudar a facilitar la vida

Walter Hildebrandi

La inteligencia artificial (IA) es una tecnología emocionante y revolucionaria que ofrece un gran potencial para transformar industrias enteras. Según datos recientes de Zendesk, a nivel global, 67% de los consumidores espera que la IA desempeñe un papel crucial en diferentes aspectos de su vida, incluyendo su interacción con marcas y el servicio al cliente. El número sube a 78% entre quienes ya la han usado y están cada vez más impresionados con los resultados.

En términos de beneficios para el consumidor, la IA puede mejorar significativamente la atención médica, la educación y la seguridad pública. En la atención médica, la IA facilita a los profesionales realizar un diagnóstico y tratamiento efectivo y personalizado de las enfermedades, mientras que en la educación, puede ser utilizada para crear sistemas de tutoría personalizados que ayuden a los estudiantes a aprender a su propio ritmo.

Estos son solo algunos ejemplos de los beneficios de la IA, no obstante, también hay grandes desafíos para lograr un uso responsable de la misma y evitar así malas experiencias o consecuencias dañosas, tanto para los empleados que deben aprovecharlas para agilizar y mejorar procesos cotidianos, como para los clientes, que interactúan directamente con ella. Los líderes tecnológicos debemos reiterar nuestro compromiso de dar a las empresas productos y soluciones seguras y confiables al establecer un conjunto de principios de diseño que garanticen resultados positivos.

En mi opinión, en primer lugar debemos instaurar un principio relacionado a la privacidad. Es imperativo mantener seguros los datos de las personas, descartando tecnologías que no cumplan con los estándares de protección de información sensible. El acceso que las herramientas de IA tengan a las bases de datos de las empresas debe estar regulado y vigilado, especialmente en industrias tan delicadas como la de la atención médica.

El segundo principio a considerar debe ser el de la transparencia. Como empresas tecnológicas que utilizamos la IA, debemos ser honestos sobre cómo funciona la tecnología, qué tipo de datos recopilan nuestras soluciones y cómo se utilizan. Esto hace que la calidad sea visible para los clientes, nunca oculta o disfrazada en ninguna parte, lo que a su vez resulta en un alto nivel de confianza entre proveedores y empresas.

En tercer lugar están los estándares de calidad que marcan la pauta. Antes de lanzar el programa de acceso anticipado y disponibilidad general de cada producto a los clientes, los equipos deben cumplir con ciertos lineamientos y realizar las pruebas necesarias para detectar posibles errores.

Cuando se trata de IA, la precisión necesaria depende mucho de la tarea o el modelo que se está probando. Sin embargo, solo debemos ponerla a disposición de los clientes, si el modelo supera el estándar de calidad establecido, de lo contrario, podrían llevarse una mala imagen no solo del proveedor sino de la eficacia y eficiencia de la Inteligencia Artificial en general. Parte de nuestro deber es impulsar las distintas industrias y la economía de nuestros mercados de la mejor manera posible.

Finalmente, como último principio está la importancia de las personas en el uso de la IA. Los seres humanos son siempre esenciales y la tecnología está diseñada para mejorar la experiencia, no para reemplazar completamente su participación, incluyendo ocasiones en las cuales por la complejidad del asunto es necesario que una persona lo resuelva. Cuando se trata de aplicar IA, la supervisión humana es y será siempre una pieza clave, pues son las personas las que mejor conocen la experiencia de los consumidores y pueden identificarse con sus necesidades, frustraciones y deseos.

Sin dudas, hay un universo de posibilidades gracias a la Inteligencia Artificial y mucho camino por recorrer, pero el objetivo siempre debe ser encontrar en cómo esta nos puede ayudar a facilitar la vida y cómo nosotros como empresas tecnológicas logramos ofrecer a los consumidores experiencias seguras y positivas que nos permitan a todos disfrutar de sus bondades.

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