El pilar para ciudades más inteligentes
sábado, 26 de agosto de 2023
Cobra relevancia la administración digital al interior de las copropiedades, ya que una buena penetración de las herramientas tecnológicas en este primer eslabón incide en la formación de una ciudadanía crítica
Daniel Puentes
Recientemente leía un artículo en el que se señalaba cómo, según el Servicio de Admisión a Universidades e Institutos, se registró un incremento récord en las aplicaciones de los jóvenes recién graduados del colegio a programas de computación por cuenta de la fuerza que ha venido tomando en los últimos meses la Inteligencia Artificial, IA, y la digitalización en general.
Según la fuente, este incremento en las aplicaciones fue casi 10% más alto de lo reportado durante 2022, un dato que, si bien aún sigue lejano de las estadísticas de carreras más tradicionales, como negocios, medicina o ingeniería, sí evidencia un claro cambio en el mercado laboral a corto y mediano plazo, y, en consecuencia, una disrupción en el engranaje productivo de las diferentes economías alrededor del mundo.
Ante estos datos, que, en realidad comprueban un imaginario con el que varios ya veníamos desde hace un tiempo, me pregunté: ¿cómo esta tendencia en la educación superior, que seguramente seguirá al alza, podría acelerar la consecución del concepto de las ciudades inteligentes (smart cities) en Colombia y el resto de la región?
Pues bien, después de pensarlo e intercambiar conceptos con colegas, concluí que más que tratarse de un fenómeno rígido, de esquema tipo ‘causa y efecto’, y de transición súbita, consiste más en un escenario multicausal, que se gesta de adentro hacia afuera, y en el cual su germinación está en el núcleo de las ciudades: las copropiedades, sobre todo en aquellas de corte residencial, como los condominios, los conjuntos residenciales y los complejos habitacionales.
Allí, como es natural, al facilitarle la vida a las personas en su entorno más íntimo: parqueaderos controlados por un sistema de información, circuitos de monitoreo remoto, sistemas de acceso inteligentes, pago de administraciones, reservas de zonas comunes, destinación de presupuestos colectivos, realización de asambleas, ingreso de visitantes y recibo de mensajería, por mencionar algunos casos, se establecen las dinámicas de vida que posteriormente se replican a gran escala en las ciudades.
Justamente, ahí es donde cobra relevancia la administración digital al interior de las copropiedades, ya que una buena penetración de las herramientas tecnológicas en este primer eslabón incide en la formación de una ciudadanía mucho más crítica a la hora de exigir soluciones innovadoras en el engranaje público-administrativo.
Sin ir muy lejos, y por poner un ejemplo, el nivel de tolerancia frente a procesos altamente tradicionales de una persona que reside en un conjunto residencial que le ofrece la posibilidad de reservar el gimnasio desde una aplicación, tener la asamblea ordinaria de copropietarios de forma remota, gestionar el ingreso de sus invitados desde la comodidad del celular y enterarse de los anuncios administrativos vía notificaciones, será muy diferente al de una persona que todavía vive en una copropiedad ajena a la digitalización.
Por todo esto, es que es fundamental promover la digitalización en rubros tan esenciales como los de la administración de copropiedades. En cierto sentido, y reiterando el factor multicausal que está detrás de la construcción de las ciudades inteligentes, garantizar la tecnología en la propiedad horizontal es asegurar los cimientos para el despliegue de los grandes desarrollos tecnológicos en las ciudades.
Esa es, precisamente, la filosofía bajo la cual operamos es eso, precisamente, vivir inteligente.