IA empresarial, la verdadera ventaja competitiva de hoy
sábado, 4 de octubre de 2025
Mauricio Lince
Durante mucho tiempo se habló de la inteligencia artificial como una tecnología lejana, costosa y reservada para las grandes corporaciones. Sonaba a ciencia ficción, a una apuesta inalcanzable para la mayoría de las empresas. Esa percepción ya cambió y hoy la IA es la herramienta que está marcando la diferencia entre quienes logran crecer y quienes se quedan atrás.
La pregunta ya no es si vale la pena adoptarla, sino cuánto le costará a una empresa quedarse por fuera. Lo que antes parecía un privilegio exclusivo se ha convertido en el camino más rápido hacia la eficiencia y la rentabilidad. Y los resultados lo demuestran.
Las compañías que han integrado inteligencia artificial en sus procesos registran ahorros superiores al 40% en costos operativos. Algunas incluso superan el 50% al automatizar tareas repetitivas y liberar a su gente para que se concentre en lo estratégico. Lo más revelador es la rapidez: el retorno de inversión se mide en meses, no en años. En promedio, menos de seis.
Me sorprende todavía escuchar directivos que ven la IA como un gasto. En mi experiencia, el verdadero punto de quiebre ocurre cuando las organizaciones dejan de pensar en transformaciones radicales y se enfocan en optimizar lo que ya tienen.
El secreto no está en reemplazarlo todo de golpe, sino en comenzar por un área crítica y desde ahí escalar. La fórmula que mejor funciona combina tres capas que se alimentan entre sí: la automatización de procesos, la mejora de la experiencia del cliente y la toma de decisiones con datos de la propia empresa. Al trabajar de manera coordinada, estas capas generan resultados visibles sin que los costos crezcan al mismo ritmo.
Un ejemplo cercano es Altipal, uno de los mayores distribuidores de consumo masivo en el país. En apenas doce semanas logró transformar su servicio al cliente gracias a la integración de inteligencia artificial generativa en WhatsApp, Instagram y su portal web, conectando al mismo tiempo sus sistemas de gestión de clientes y pedidos y su ERP.
Los números son claros. Los tiempos de creación de casos se redujeron en ciento por ciento, la carga de trabajo se redujo en un 65%, alcanzando más del 90% de precisión en el entendimiento del lenguaje natural. Lo que más resalta no son solo las cifras, sino la consecuencia: clientes más satisfechos, equipos humanos con más tiempo para tareas de valor y una ventaja competitiva difícil de igualar.
Este tipo de resultados nos deja una reflexión importante. La inteligencia artificial no reemplaza a las personas, les da oxígeno. Los equipos que combinan la velocidad de la IA con el criterio humano logran un servicio más rápido, más flexible y más cercano. Lo mismo está ocurriendo en logística, donde anticipa la demanda y reduce inventarios; en recursos humanos, donde acorta los tiempos de reclutamiento; o en operaciones, donde asegura respuestas inmediatas sin depender de la disponibilidad de un turno.
Vale la pena reconocer que en Colombia todavía hay sectores que miran la IA con desconfianza. Quizá porque piensan que requiere inversiones gigantes o porque temen a la curva de aprendizaje. Sin embargo, lo que antes era un gasto millonario hoy es una ruta viable y concreta para cualquier empresa. La clave está en empezar por un módulo, probar, medir resultados y luego crecer, entendiendo que la inteligencia artificial no es un camino de moda ni un destino final, sino un proceso de mejora continua donde cada avance abre nuevas oportunidades y demuestra que el verdadero riesgo está en no comenzar.