Comunicaciones

Internet es tan vital como cualquier servicio

Internet no es un lujo, no es algo suntuario, sino que es, como el agua o la energía eléctrica, un servicio público esencial

Roque Lombardo

Son muchos los retos que se han presentado en estos últimos meses a cuenta de la coyuntura sanitaria global. Para las empresas, las personas y los gobiernos estos días han sido el escenario de un examen constante de habilidades para sortear imprevistos, de la suma de todas las variables de un negocio en un corto tiempo impensable, incluso en un guión de ciencia ficción, y hasta de un nivel de incertidumbre que ni Hitchcock podría haber imaginado en su mejor thriller.

Pero bueno, esta realidad también ha traído muchos aprendizajes para la industria de la conectividad que, como nunca antes, ha estado en la primera línea de exigencia. Desde HughesNet hemos estado trabajando intensamente para hacer en días lo que se preveía pasaría en meses y para estar listos a cambios que antes, en otras circunstancias, habrían tomados años.

Lo cierto es que, por ejemplo, el teletrabajo llegó para quedarse. No es un asunto coyuntural. Ya muchas industrias, mercados y negocios han descubierto, o entendido, sus ventajas para la organización y en la calidad de vida de sus colaboradores y equipos de trabajo. Y, aunque no sea lo ideal, esta práctica laboral ha crecido y seguirá expandiéndose, más allá de lo humanamente necesario frente a la crisis sanitaria hacia lo empresarial y financieramente necesario para la recuperación y el crecimiento de la economía.

En la educación también quedó claro que a los problemas de acceso o de despliegue de infraestructura escolar, como colegios o escuelas, se suma la falta de conectividad a internet de los niños y jóvenes en zonas rurales y alejadas, lo que configura un problema del sistema educativo nacional, y que a corto plazo tiene una respuesta: llevar la teleeducación y la educación digital rápido y efectivamente a donde no está y se necesita, y se seguirá necesitando, ahora por la coyuntura, y después, por la naturaleza de la topografía y el territorio nacional.

Con solo estos dos ejemplos es fácil afirmar que la conectividad a internet no es un lujo, no es algo suntuario, sino que es, como el agua o la energía eléctrica, un servicio público esencial, y que así evolucionará. Sin duda, el acceso a internet hace parte de las nuevas necesidades básicas. Así lo evidencian, por una parte, el crecimiento de la demanda en estos meses y, por otra, el aumento de los usuarios y suscriptores a los servicios de internet, que iba a pasar en un lapso de años, pero la transformación digital de muchos aspectos de la vida sucedió en un tiempo récord y no ha terminado aún de desarrollarse. En nuestro caso, se duplicó el consumo de datos con un aumento radical del número de suscriptores.

Los analistas del sector dicen que en general hubo un aumento de la demanda de casi un 170% en servicios de conectividad en todo el país, y el aumento del consumo de datos fue de entre 38 a 40% en estos meses de confinamiento. Y es consecuente con el cambio de vida: más tiempo en la casa, más consumo de video por trabajo, estudio y entretenimiento; y esto no se retrotraerá, de seguro se consolidará.

De nuestro lado hemos visto que el índice de aceptación de un cliente y su familia -de un conjunto de usuarios en una casa- a estar conectados todo el día para su actividades es muy rápido. Se instala un servicio y los usuarios entienden rápidamente que pueden conectar una cantidad de dispositivos que antes no usaban continuamente o que ahora tienen más utilidad.

Esto es un patrón de consumo, dada la coyuntura, inesperado, pero que es parte de la “nueva normalidad” y ante la cual debemos responder los operadores. No podemos limitar a los usuarios. Es una necesidad real, como abrir el grifo y que salga agua. Así es la vida ahora, y para que sea mejor para más personas seguiremos trabajando.

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