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Chapinero y Candelaria, zonas para comprar antigüedades en Bogotá

David Jáuregui Sarmiento

Hacerse de uno de estos artículos representa llevar a casa una pieza única que ha sobrevivido a la intemperie del tiempo y, por ello, en mercados internacionales, los coleccionistas llegan a pagar sumas que alcanzan millones de dólares.

“En casas reconocidas como Sothelby’s o Christie’s se subastan artículos antiguos de todas las civilizaciones y épocas que a uno se le pueda ocurrir, y los compradores pagan sumas extraordinarias no solo por objetos, sino por colecciones completas porque son tan escasas y tan exclusivas en el mundo que se convierten en objetos únicos que muy pocas personas pueden tener”, explicó Francisco Páez, presidente de la Asociación de Anticuarios de Colombia.

En Colombia, las antigüedades de más valor que se consiguen son artículos de la época de la colonia, como mobiliario de las familias de élite de la época y piezas de arte religioso, o reliquias que son tan escasas que pueden llegar a costar entre $150 millones y $200 millones o más. 

También destacan los objetos de la época independentista criolla, que son piezas muy bien valoradas en el mercado de antigüedades, y se pueden conseguir en los anticuarios de la capital. “Muebles y objetos de la época de la independencia, que hayan tenido relación con próceres como Antonio Nariño o Simón Bolívar son artículos de mucho valor, pues no solo pertenecieron a importantes familias tradicionales, sino que eran traídas desde el antiguo continente, sobre todo con piezas que tenían que ver con modas de Francia, de la época de Napoleón Bonaparte”, afirmó Alfonso Guzmán, maestro en arquitectura y diseño del Royal College of Art, de Londres, donde adquirió su gusto por las antigüedades.

Sin embargo, adquirir estos objetos es un tema de tiempo y cuidado, pues siempre hay que cerciorarse que no estén en la ‘Lista roja’ del país de origen, que son protecciones patrimoniales de las naciones o que se trate de imitaciones y no de antigüedades originales.

“Es casi una obligación del anticuario ayudar al cliente que llega al lugar, por ejemplo, certificando los materiales, la procedencia, etc. Nuestro trabajo es indagar sobre el tema para no caer en errores y que no se pierda una buena suma de dinero”, aseguró Humberto Dimas, especialista en antigüedades con más de 30 años de experiencia.

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