Literatura

#Con-texto | Los archivos secretos del alma

Andrea Novoa Arias a los 21 años se graduaba de la universidad con el mejor promedio de la carrera y una tesis laureada. Poco antes, la idea de un bar de uñas, le había dado el título de emprendedora exitosa y le aseguraba en lo económico

Lewis Acuña

Las tragedias son muchas veces las que conducen a un propósito de vida. Una gran dosis de dolor, la proximidad de la muerte y la posibilidad de perderlo todo -cuando se cree que algo en este mundo nos pertenece-; pueden ser “la noche oscura del alma”. Así la llamó Andrea Novoa Arias tras su despertar.

A los 21 años se graduaba de la universidad con el mejor promedio de la carrera y una tesis laureada. Poco antes, la idea de un bar de uñas, le había dado el título de emprendedora exitosa y le aseguraba en lo económico, si continuaba invirtiendo su talento y disciplina, un holgado futuro económico. Joven, inteligente, independiente y fisicamente hermosa, había dejado archivada la memoria de la niña de 8 años que fue y que “recibía muchos mensajes mientras dormía”.

Mensajes que fueron sueños, sueños que fueron premoniciones, premoniciones que fueron incredulidad, incredulidad que forjó la certeza.

A los 25 años llegó la noche. Su abuelita, su segunda madre, fue diagnosticada con un cáncer terminal. Su hermana y alma gemela, como la llama, se iba del país. Su prospero negoció quebró y ya solo la perseguían los recuerdos del éxito que fue y las deudas que dejó. Su alma la sintió quebrantada y su cuerpo se pronunció: síndrome de ovario poliquístico, hipotiroidismo y resistencia a la insulina.

Médicos, depresión, desesperación. Pero no era todo. El afortunado camino que había andado le había guardado la que sería otra factura de cobro en ese momento. Se había convertido en una celebridad en redes sociales y muchos de quienes la aplaudieron allí por su ascenso, ahora le daban palmaditas en la espalda empujándola al precipicio. La fuerza del chisme, la crítica y la satisfacción propia de quienes envidian, se convirtieron en su día a día, pero también en su propósito.

-“Andreita, tú eres sanadora”- escuchó. La memoria de la niña de 8 años que fue y los muchos mensajes que recibía mientras dormía, volvía para cobrar sentido y no solamente por esa primera experiencia del sueño premonitorio de la muerte de su tía que nadie le creyó. La suya es una vida que vibra en otro nivel. Así, con algo de incredulidad la había sentido, pero ahora recibía la certeza.

En su búsqueda para recuperarse de la tragedia, encontró su propósito. El péndulo de la vida la llevó a una maestra de Terapia de Respuesta Espiritual quien le habló de vidas pasadas, de dificultades del alma que se arrastran de un plano a otro. Aprendió de bloqueos, energías, intuiciones, seres de luz… pero eso hace parte de “Los Archivos secretos del alma”.

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