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Cristina creó un viaje literario con sabor

Colprensa

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María Cristina Aparicio es una ciudadana del mundo. Ha viajado por Latinoamérica y ha tenido tiempo para enamorarse de las recetas típicas de estas tierras, como el chicharrón -su preferido, confesión que hace en torno a lo mucho que le gusta comer-, el pollo, las empanadas y los postres argentinos de origen italiano.

A los siete años salió de Colombia para vivir una década en Perú y quedarse, finalmente, en Quito, Ecuador, en donde lleva cerca de 20 años cultivando sus dos amores: la literatura y la cocina.

En ambos ámbitos se preparó y sin saber que podrían tener algo de correspondencia, empezó a explorar los platos de cada país de Latinoamérica, dando como resultado una explosión creativa que ya es reconocida en esta, su nación de origen.

El libro 'Historias de la cuchara', de la editorial Norma, fue reconocido con el Certificado de Honor de la Organización Internacional para el Libro Infantil y Juvenil (Ibby), gracias a su contenido pedagógico y riqueza cultural que se notan en cada una de sus páginas.

"Yo en Colombia no tenía reconocimiento. En Ecuador se eligen los premios para alguien que tiene mucha fama. Ser reconocida en mi país es muy importante".

Un viaje por el continente

María Cristina encontró, en los ricos platos del continente, historias que quería contar, cuentos que pudiera atar con la comida y a la manera de prepararla.

"A mí me apasiona mucho el cuento de Paraguay, tanto que me fui hasta Asunción. Allá tuvo lugar una guerra entre 1865 y 1870, fue terrible porque Brasil, Argentina y Uruguay se unieron contra Paraguay, querían desaparecer al país. El resultado fue el exterminio de la población y quedaron prácticamente solo mujeres, ancianos y niños".

En el segmento del libro que pertenece a ese país, la escritora colombo-ecuatoriana narra la valentía de la población y los ánimos de salir adelante.

"En Chile empecé a investigar Pinochet. Su esposa, de la que no sabía mucho, me llamó la atención. Ella tenía una personalidad especial. Las chilenas tienen un carácter fuerte, son echadas para adelante y la esposa era la que manejaba al dictador, lo regañaba en público y escribí un cuento sobre ella y lo uní con el vino chileno".

Y si bien hay muchas historias que relatan momentos duros de la región, cada una de ellas deja enseñanzas y termina de una manera dulce. Dulce porque es lo que más le gusta a la mujer detrás de las líneas.

"Me gustan las cosas con sabor dulce, que te motiven a ser mejor en la vida, no cosas oscuras porque ya hay muchas así".