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Desde mariachi hasta cerámica, lo que puede hacer en el pueblo mágico Tlaquepaque

Carolina Salazar/LR

El municipio del estado de Jalisco ofrece varias actividades como culturales como visitar galerías de arte, hacer talleres de cerámica y visitar la cantina más grande de Latinoamérica

Carolina Salazar Sierra

A solo 15 minutos de Guadalajara puede visitar uno de los pueblos mágicos de México: Tlaquepaque. Su nombre proviene del vocablo Tlalipac, que significa “lugar sobre lomas de tierra barrial”, y es que el municipio se caracteriza por su tradición artesanal en barro y alfarería.

Precisamente, una de las actividades que ofrece como destino es tener experiencias de cerámica en talleres como el de Paco Padilla, donde puede aprender a pintar piezas al estilo Tonalá, utilizando pinceles de pelo de perro, de gato o de cola de ardilla. Con un costo de $550 pesos mexicanos (US$30,96) por persona, durante la hora y media del taller podrá aprender sobre técnicas regionales, además de ver cómo se crean y secan las piezas.

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La cultura es una de las características del lugar, por lo que podrá encontrarse con varias galerías de arte a medida que recorre las coloridas calles del pueblo. Está, por ejemplo, la Galería Agustín Parra. El artista, que es proveedor oficial del Vaticano, rescata el arte barroco novohispano y contemporáneo mexicano.

Al listado se unen la Galería de Sergio Bustamante, que fue fundada en 1975 y tiene piezas que van desde joyas y muebles hasta esculturas inspiradas en la fantasía; y la Galería de Rodo Padilla, de un artista que es conocido como el Botero mexicano, pues se caracteriza por sus esculturas de personas con sobrepeso.

Dentro del recorrido cultural, se puede visitar el edificio colonial de la Presidencia Municipal, que tiene obras de arte como el mural ‘Historia de fuego’, que lo elaboró el artista mexicano Camilo Ramírez, representando el pasado, presente y futuro del pueblo. También está el mural Yolotl, de Eusebio Sánchez Benítez.

Y si le gusta el mariachi, puede visitar el Parián, la cantina más grande de Latinoamérica. Originalmente era un mercado, que se fue transformando desde 1905, cuando se empezaron a poner las primeras cantinas. Hoy es circular, por lo que los 18 restaurantes convergen alrededor del kiosko, donde toca el mariachi o puede haber distintas presentaciones artísticas.

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Durante el recorrido, no se puede dejar pasar el Andador Independencia, que va desde la calle Niños Héroes hasta el Jardín Hidalgo, siendo una de las calles más antiguas de Tlaquepaque. Ahí puede comprar artesanías y dulces típicos de la región.

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