Cultura

“Detrás del poder hay historias de importancia, buenos y poco populares economistas”

El exministro de Hacienda, Rudolf Hommes entregó detalles de su nuevo libro "Así lo recuerdo", memorias de su vida personal

Joaquín Mauricio López Bejarano

Rudolf Hommes Rodríguez normalmente es consultado para que haga un balance sobre un evento económico del momento. El hecho de que su retiro ahora lo dedique, entre otras cosas, a seguir contestándole llamadas a los periodistas que lo ven como fuente, lo ha alentado a no perder vigencia.
Hoy todos recuerdan sus pasos como ministro de Hacienda, rector de la Universidad de Los Andes y asesor de la Junta Monetaria de Colombia, por mencionar algunas cargos.

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El libro de Rudolf Hommes

Ahora, en otra etapa, él considera que se debía unas memorias en las que no solo escribiera su recorrido sino qué hay detrás de su familia, con sus papás Josefina Rodríguez Achury y Gerhard Rudolf Johannes Hommes. Por eso dedicó a contar todo esto en su libro ‘Así lo recuerdo’; páginas que no son solo una catarsis sino un recuerdo de lo que vio con ojos de una persona normal, y con lo que se encontró en la vida pública.

A mitad del libro uno ve historias de lo que hay detrás del poder, ¿qué pensarán las personas que trabajaron con usted o las que estuvieron contra usted?
Es una historia de vida combinada con la de mi papá. Me parece que hubo cosas qué contar muy importantes, mi papá, su trayectoria, sus experiencias; mi mamá, mi origen familiar, mi educación en Estados Unidos que fue bastante accidentada. Cómo llegue a Colombia y encontré una vida que no esperaba, y terminé siendo ministro de Hacienda. Cosas muy privadas, cómo estaban los demás ministros, y esos temas a los que se enfrentan los que hoy están allá.

¿El libro es una serie de anécdotas que le recuerdan lo pesado que fue la vida pública?
Detrás del poder hay historias muy peculiares. Los funcionarios del Estado también sienten, somos personas que sufrimos o nos alegramos, por eso hay muchas cargas con las que se debe lidiar, además es muy difícil que un economista sea popular porque le toca hablar con base en esos datos técnicos que estudió y ahora debe aplicar; y la mayoría no ve con buenos ojos eso.
Así que me metí a contar anécdotas de otros, amigos, enemigos. Tengo por ejemplo historias con el Alfonso López Michelsen, Rodrigo Botero que fue mi mentor, con él llegué al ministerio y comencé mi carrera en el sector público. Lo mismo con María Mercedes Cuéllar, en la Junta Directiva del Banco de la República. Confidentes, rivales, exnovias, todos entran allí.

¿Cómo ve ese paralelo entre la vida pública que tenían los funcionarios de antes, con los de ahora?
Yo creo que cuando yo nací la expectativa de vida era menos de 40 años, hoy es más de 70, la mortalidad infantil era gigantesca, lo hemos reducido a niveles razonables. El ingreso, la manera en como la gente trataba a los de menores ingresos. Todo eso ha cambiado. El país ha mejorado en muchos aspectos, menos en violencia. Somos como los que se van comiendo a sus propios hijos, nuestro pecado capital es entonces cómo se ha aumentado la corrupción. Cuando yo estaba en el Gobierno, habían casos, pero entre la gente con la que yo trabajaba tenía sentido de la ética y eso se ha ido perdiendo.

¿Qué anécdotas le trajeron los mejores recuerdos?
La palabra es interés. Cuando llegué al sector público me sorprendió cómo funcionaba el Estado, habían cosas hasta chistosas de la contabilidad pública. El Estado era como la cocina, lo que se repartían algo aquí y allá, eso me parece importante ver cómo funcionaba eso y para reflexionar sobre quiénes se eligen para gobernar. La ética también es clave, no soy moralista nunca lo he sido pero uno a veces guiado por la propiedad pública recuerda varias anécdotas sobre el poder. Ese tipo de cosas están al detalle.

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Hasta de sexo, una vida sexual sana contribuye al que trabaja en lo que sea.

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