Dumas: los herederos de la francesa Hermès que ha reinventado el mercado del lujo
miércoles, 27 de julio de 2022
La sexta generación lidera una compañía que el año pasado logró un récord histórico de facturación de más de US$9.000 millones
Expansión - Madrid
Los Dumas, herederos de Hermès, conforman la dinastía más rica de Europa y, al mismo tiempo, figuran entre las cinco mayores fortunas del mundo, con un patrimonio que supera los US$111.600 millones, según Bloomberg. Con la sexta generación al frente del negocio, es también una de las más longevas donde los herederos siguen en la primera línea de batalla.
Sus orígenes se remontan a Thierry Hermès, un artesano que convirtió en arte la fabricación de sillas de montar a caballo hasta convertirlas en un lujo para el disfrute de los nobles parisinos. Huérfano a los veinte años, se trasladó de su Alemania natal a la capital francesa, de donde era su familia paterna. Con 36 años, tras haber aprendido los secretos de los curtidores, decidió establecerse por su cuenta y fundar su propio negocio, vinculado a la fabricación de artículos de monturas y arneses para calesas. De ahí el logo que luce hoy en día la compañía, en el que se puede ver a un caballo tirando de un carruaje.
Sus productos eran tan demandados entre la nobleza que entre sus clientes habituales figuraban Napoleón III y la emperatriz Eugenia de Montijo. Con el tiempo, en su taller incluyó otros objetos, como bufandas de seda o piezas de decoración para el hogar, así como baúles de viaje. La gama se fue ampliando a medida que las nuevas generaciones se iban incorporando al negocio, con su hijo Charles-Émile a la cabeza y, posteriormente, sus nietos Adolphe y Emile-Maurice Hermès.
En 1880, el taller sufre una transformación importante cuando se traslada a la calle Faubourg Saint-Honoré, en el centro de la milla comercial de París, donde vivían sus clientes más adinerados.
Relevo generacional
No será hasta principios del siglo XX cuando la tercera generación, formada por los hermanos Adolphe y Emile-Maurice, tome formalmente las riendas del negocio familiar y cambien el nombre de la empresa: Hermès Frères.
Es aquí cuando empiezan a fabricarse los primeros bolsos, aunque con un fin muy distinto al de ahora. Además de bolsas de cuero para dar de comer a los caballos, se elaboraban piezas para guardar y transportar artículos de montura, como las botas de los jinetes. Aun así, las sillas de montar siguen siendo su producto estrella, que incluso compró el último Zar de Rusia, Nicolás II.
Pese a la diversificación en la producción, el negocio empieza a resentirse debido al cada vez mayor protagonismo de los vehículos de motor en las urbes, que en unos pocos años reemplazarán completamente a los caballos como medio de transporte principal en las ciudades y en largos trayectos. Entonces, en 1919, Adolphe Hermès decide probar suerte en otros ámbitos y abandona la compañía familiar al considerar que no tiene futuro.
Emile-Maurice asume la dirección única e introduce con nuevos elementos, como la marroquinería. Pero un viaje a Canadá será clave para dar la vuelta a la situación y reinventar por completo la empresa. Allí descubrió la cremallera y se hizo con los derechos en exclusiva a principios de la década de los años 20 para utilizarla en sus artículos, especialmente, en las bolsas de viaje y, cómo no, en los bolsos. Creó uno específico para su mujer. La combinación de diseño y cremallera fue un éxito rotundo que no sólo dio una segunda vida a Hermès, sino que revolucionó la industria de la moda a nivel mundial.
El nieto del fundador fue clave en la definición de lo que hoy en día es la firma de moda. Tras su fallecimiento, en 1951, y como ya había ocurrido con las generaciones anteriores, lejos de situar a alguna de sus cuatro hijas al frente del negocio, ante la ausencia de un hijo varón, a Emile-Maurice le sucedieron sus yernos. Uno de ellos, Robert Dumas, será quien ocupe el lugar de su suegro como nuevo patriarca.
Por tanto, es en la cuarta generación donde el apellido Dumas sustituye a Hermés como dinastía corporativa -también se introduce en la línea sucesoria el apellido Guerrand-, aunque se mantiene el original como marca comercial, dada la reputación que ha alcanzado entre su selecta clientela en las últimas décadas. Fue una época dorada para la compañía de moda, que, sin embargo, estaba lejos de alcanzar todo su potencial. La quinta generación, con Jean-Louis Dumas al frente, volvió a darle nuevos aires al negocio, literalmente, al expandirlo geográficamente por todo el mundo y apostar por nuevas líneas de negocio y diseños.
A Jean-Louis se debe otra de las creaciones icónicas de la marca: el bolso Birkin. El dueño de Hermés conoció a la artista Jane Birkin casualmente durante un vuelo entre París y Londres y decidió crear un diseño exclusivo para ella. Tras su retirada de la primera línea de gestión, en el año 2006, le sustituye Patrick Thomas, mientras la siguiente generación se forma y se prepara para coger las riendas. De hecho, fue el propio Jean-Louis quien decidió confiar el futuro de la empresa a su mano derecha, que se convirtió en el primer ejecutivo externo a la familia en dirigir la compañía en un siglo de historia.
Se trató de una solución temporal, mientras su sobrino, Axel Dumas, ganaba experiencia forjándose su propia carrera como banquero de inversión internacional, para luego incorporarse a la firma y aprender de la mano del propio Thomas. Hace una década, asumió el liderazgo de la firma en solitario. Pierre-Alexis Dumas, primo del actual consejero delegado e hijo de Jean-Louis Dumas, está al frente de la dirección artística y creativa de la compañía. La sexta generación lidera una compañía que el año pasado logró un récord histórico de facturación al ingresar cerca de US$ 9.100 millones (está presente en 45 países).