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El magnate que pasó de ser campesino a emperador del lujo

Ripe

El magnate francés del lujo François Pinault confiesa que dejó los estudios por despecho, decidido a hacer algo grande en la vida. Tras ceder el mando del conglomerado Kering, se dedica a coleccionar arte contemporáneo.

Es el perfecto paradigma de hombre hecho a sí mismo. El propietario del segundo mayor grupo en el mercado del lujo nació de padres campesinos en la Bretaña francesa y dejó el colegio acomplejado por ser el “rechazado” de la clase en el internado religioso donde sus progenitores quisieron darle un futuro.

Fue esta rabia, asegura ahora, lo que conminó al adolescente François Pinault a trazarse un camino inequívoco hacia la gloria. “Me sentía muy incómodo entre aquellos hijos de notables que me despreciaban y humillaban porque era un niño campesino”, afirma. “No puedo olvidar aquella herida, pero no dejo que me desestabilice: trazo mi propio camino”.

Nada fortuito su camino. A los 15 años, “humillado por las bromas de mis compañeros”, dejó los estudios. Primero ayudó a su padre en las tareas agrícolas, pero poco después, dispuesto a labrarse otro destino, se alistó en el ejército y fue enviado a la guerra de Argelia. A su regreso, había fallecido su padre y comienza a vender la madera de las tierras, pidió un préstamo a su propia familia y montó su primer negocio, una industria precisamente maderera en Rennes, lugar en el que nació el 21 de agosto de 1936.

Pinault gestiona su patrimonio a través de Artémis cuyos activos superan los 30.000 millones de euros. Su principal valor es Kering, que agrupa sus marcas de lujo y en 2012 le reportó unos ingresos de 6.200 millones. Además, invierte en viñedos, arte y en prensa.