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En España, los dardos mueven a cerca de 200.000 aficionados

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Estas saetas artesanales fueron las que poco a poco crearon secciones en la madera, que se cuarteaba a medida que las partidas se multiplicaban. Luego, la guerra terminó pero no con ella el pasatiempo. Los ejércitos regresaron a casa, las reglas se sofisticaron y los carpinteros encontraron un nuevo nicho. Habían nacido los dardos.

Poco tiempo pasó hasta que las dianas -en su mayoría de olmo- comenzaron a decorar los pubs de Londres. Hoy, más de medio siglo después, el olmo se ha sustituido por sisal prensado (también denominado pelo)y los dardos continúan igual de punzantes que el primer día, sobre todo en Reino Unido, donde “la televisión ha jugado un papel decisivo a la hora de lograr que este deporte haya calado”, explica Roy Price, director de torneos de la World Dart Federation.

Según la web de apuestas deportivas Betfair, en Gran Bretaña los dardos suponen más de un 4% de las apuestas deportivas de contrapartida (contra la casa) que gestionan, una cifra muy superior al apenas 1% que la compañía registra en nuestro país. Sin embargo, en España cada vez es más la gente que se une a la fiebre de la diana. Así lo constata la Federación Española de Dardos Electrónicos, que cuenta con 35.000 asociados y en el último campeonato nacional registró más de 2.000 equipos (cada uno compuesto por cuatro o seis personas).

“El deporte ha ganado popularidad, hay más gente jugando pero, sobre todo, más ligas”, comenta Carlos Jiménez, a propietario de Triple 19, tienda madrileña especializada en dardos.