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Entre capillas, literatura y vinos se disfruta la ciudad de Montilla

Lilian Mariño Espinosa / LR

Lilian Mariño Espinosa

El municipio andaluz es una de las paradas de la Ruta Bbva en su paso por España. Este proyecto, también conocido como la Ruta Quetzal, ha realizado 31 expediciones con más de 10.000 jóvenes que buscan conocer y ampliar sus fronteras. La inversión que realiza el Bbva, su mayor patrocinador, es de cerca de US$1,64 millones anuales y aporta a la formación de cultura del país ibérico y de Latinoamérica.

En la Casa de las Aguas, el museo más representativo de Montilla, hay dos atracciones. La primera es una biblioteca y un archivo que contiene escrituras del Inca y de Miguel de Cervantes Saavedra. Por otra parte, hay más de 180 obras del pintor José Garnelo, que vivió entre finales del siglo XIX principios del XX. Sus trabajos pasan por el modernismo, el romanticismo y el impresionismo.

Los montillanos, que en verano tienen temperaturas de 35 grados, explican que la ciudad tuvo su mayor esplendor cultural entre 1550 y 1600 cuando personajes como Cervantes y varias órdenes jesuitas, franciscanas y agustinas se asentaron en el municipio que hoy tiene 24.000 habitantes.  Dentro de los lugares que también hay para visitar está el ayuntamiento de la ciudad, que fue el lugar que escogió Cervantes para situar la trama del Coloquio de los perros.

Otra visita infaltable es la Basílica de San Juan de Ávila, donde se encuentra parte del sepulcro del Santo, que aunque no era sacerdote jesuita, quiso ser enterrado en esta parroquia de la Compañía de Jesús. Aquí se encuentra un relicario de primera categoría, que contiene el corazón y la clavícula derecha del Santo, que vivió parte de su vida en la ciudad a la que fue a aprender latín y estudiar teología.

Finalmente, la última parada de la ciudad son las Bodegas de Alvear, que desde 2015 forman parte del patrimonio inmaterial de Andalucía. La bodega es la más antigua de toda la provincia, y a pesar de que esta industria solo mueve 10% del PIB del municipio, se destaca ya que sus habitantes tienen 5.200 hectáreas de viñedo, 2.200 vinicultores y 60 bodegas.  En este lugar los amantes de los vinos pueden encontrar la denominación de origen Montilla Moriles, que viene de una uva autóctona llamada Pedro Ximénez.