"En Colombia la industria literata está consolidada, producen contenido de vanguardia"

Luego de su visita a Colombia como invitada especial a la Feria Internacional del Libro (Filbo), la escritora española, Irene Vallejo, volvió al país, esta vez, para formalizar su ingreso a la Academia Colombiana de la Lengua: se integra como académica correspondiente extranjera.

“Incrédula y agradecida: hoy me reciben como académica correspondiente extranjera en la Academia Colombiana de la Lengua. Esta Academia es casa de la lengua, hogar de la literatura, de la filología, del pensamiento y la creación. (...) Para fortalecer estos hallazgos, necesitamos leernos mutuamente, escuchar las ideas”, fueron algunas de las palabras que pronunció Vallejo en su discurso de ingreso.

Para conocer más sobre esta noticia, su obra y un análisis de la industria literaria en Colombia, Irene Vallejo habló en entrevista.

¿Qué proyectos consolidó en Colombia desde que estuvo en la Filbo?

Soy una admiradora de todos los proyectos que hacen en Colombia para la promoción de la lectura, en los que creo que son un país puntero y de referencia internacional. Así que vengo con la finalidad de conocer en persona esos actores que están nutriendo estas redes. En esta ocasión, por ejemplo, me reuní de nuevo con la escritora Velia Vidal, con quien estuve visitando varios parquebibliotecas en Medellín. También estuve en el congreso de Asocajas con quien considero un gran maestro literario que es Juan Gabriel Vásquez. Y luego un segundo encuentro con clubes de lectura organizado por Comfama. En este último tuve la oportunidad de conocer un proyecto para llevar libros a la ruralidad de Antioquia.

¿Cómo se dio su ingreso a la Academia y cuál será su rol?

La iniciativa surgió por la generosidad de varios académicos, entre ellos, Fernando Carrillo, quienes decidieron proponer mi candidatura. Para mí es un honor el simple hecho de que me tuvieran en cuenta, pero ahora, es una realidad, en parte también por la renovación generacional que ahora vive la Academia. Esto es un honor para mí.

¿Qué tan importante son las academias del lenguaje, teniendo en cuenta que la de Colombia es pionera?

Tienen una importante función cívica, de conocimiento y educativa. Pero lo más relevante es el vínculo entre todas las academias que facilitan y favorecen el conocimiento mutuo de las variedades del idioma, y mantienen a la comunidad del español comunicada y conocedora de las inflexiones, acentos y léxicos que existen. Tenemos una de las lenguas más habladas del globo.

¿Cuál será la misión principal como miembro de la Academia?

Como escritora y filóloga es maravilloso ser recibida en este diálogo y debate y además también profundamente útil y constructivo. Esto se trata de crear y mantener las herramientas para potenciar la precisión del lenguaje, el conocimiento y el acceso cada vez más abierto a los diccionarios, a las obras psicográficas y sobre todo la defensa y la reivindicación de la dignidad del lenguaje como una herramienta de comunicación y de unión en un momento político de polarización en todo el mundo.

¿Cuál es una de las apuestas claves que promoverá?

Fortalecer ese músculo conjunto para tejer la lengua y para abrirles nuevos espacios culturales y literarios en otros territorios, es decir, ser conscientes de esa fortaleza.

¿Qué tanto potencial literario hay en Colombia?

No diría ya potencial, diría que es una realidad consolidada que viene ya de generaciones y que se renueva constantemente con jóvenes escritores. En Colombia creo que se está produciendo literatura de vanguardia extraordinaria, que es un referente en no solo en español, sino en todos los idiomas y eso es también algo que hay que reivindicar, dignificar y promover en el exterior. También tiene esa dimensión diplomática.

Según la Cámara Colombiana del Libro, una persona lee 3,7 libros al año en el país, lo que es relativamente bajo si se compara con España donde ese promedio es de 10 o más, ¿a qué se debe este panorama?

Todos quisiéramos que hubiese más lectores y que le dedicáramos más tiempo, pero también hay que reconocer que el ritmo de vida contemporáneo y las pantallas digitales, que ofrecen muchas alternativas de ocio, son contrincantes importantes.

En medio de esto, ¿qué sí se está haciendo bien?

Me gusta destacar el lado positivo que supone el fenómeno de los clubs de lectura que están floreciendo y que son un movimiento espontáneo de amor por leer. Se trata de gente que se reúne y deja de un lado las pantallas para reunirse a hablar de libros.