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“Es un premio que valía mucho la pena”: Sacheri

Colprensa

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Cada semana, en su natal Buenos Aires, se dirige a la escuela secundaria para asumir el reto de entrar a un aula de clases y enfrentarse a un grupo de revoltosos adolescentes, con el firme propósito de enseñarles historia.

Por su cabeza no ha pasado la idea de retirarse de la docencia. Antes de ser escritor, de empezar a destacarse con sus cuentos y pequeños relatos, las novelas, sus columnas sobre fútbol y los premios, Sacheri era maestro de escuela, una verdadera vocación, y labor a través de la cual, logró soportar y sacar a su familia adelante tras el llamado ‘Corralito’.

¿Por tercera ocasión se presentaba a este premio?
Sí. Es un premio muy limpio y prestigioso que valía mucho la pena. Si no hubiera sido esta vez, y si tuviera otra novela inédita, seguramente el próximo año lo hubiera intentado, porque me generaba mucha ilusión poder lograrlo.

¿Cómo fue ese momento al saber que lo había logrado?
Fue un momento raro, porque sonó el teléfono en mi casa a las seis de la mañana y lo primero que uno piensa es que algo trágico ha pasado. Atendió mi esposa y cuando escuché la voz con acento español me dije, ‘Esta vez sí fue’. Fue un gran despertar.

¿Cómo era la Argentina de ese entonces?
Una cosa es la prosperidad y otra los sueños de prosperidad. Los años noventa en Argentina estuvieron marcados por una estrategia neoliberal por parte de Carlos Menem, el Presidente de aquel entonces. La gente empezó a quedarse sin trabajo y no tenían la posibilidad de encontrar otro. Quienes tenían el trabajo aún, mantenían la ilusión de que un peso vale un dólar, viajando por todo el mundo, pero a mí me generaba una mezcla de tristeza, frustración y en ocasiones rabia de ver ese espejismo de mis compatriotas, al ver cómo somos dados a esos espejismos.

¿Cómo vivió ese momento?
Fue en el momento final del año, en el verano e ingreso de las vacaciones, con la renuncia del Presidente, la devaluación del peso donde los depósitos bancarios no eran más dólares sino pesos, los que valían la cuarta parte de lo que valían antes, así que prácticamente el dinero desapareció. Fue erosionar una de las grandes certezas de la clase media, el ahorro en un banco. Tuve la suerte de no perder mi trabajo siendo profesor. Se me dificultaba llegar a fin de mes pero trabajo tenía y no toqué fondo.

¿Qué opina de la versión estadounidense de El Secreto de sus ojos?
Sentimos que era demasiado meternos en un proyecto de una adaptación de mi novela, por lo que decidimos tomar distancia. A lo mejor es una buena película, pero no tiene nada que ver con mi novela.

¿Volverá a los cuentos y relatos cortos?
En este momento mi cabeza está más pausada y más de demorarse en una historia, y eso hace que la novela sea la salida natural. Hoy no tengo 12 ó 14 historias en mi cabeza al mismo tiempo, tan solo una o dos.