"Hemos invertido con la marca Baum US$1 millón en DJ´s para los festivales locales"
viernes, 12 de agosto de 2022
Baum es una marca de la industria musical enfocada en los ritmos electrónicos que realiza festivales masivos por toda Colombia
Baum es una marca de la industria musical enfocada en los ritmos alternativos que empezó como un club para promover la escena musical electrónica en Bogotá a comienzos de 2013. Con varios socios se consolidó un concepto que pudiera soportar varios subgéneros de música electrónica, como el house o el techno y todos sus derivados. A partir de una discoteca que cerró sus puertas en 2020 se formó el emprendimiento que dejó en marcha eventos como el Baum Festival en Bogotá, el Baum Park en Medellín, el Festival Tatacoa en Huila, entre otras fiestas. La marca no tiene un CEO, pero si tiene una junta directiva que es la que se encarga de dirigir el rumbo de la empresa.
LR habló con Cheo Cubillos, promotor y fundador de la marca en donde participan personajes como el DJ, productor y booker bogotano, Hernan Cayetano. “Entiéndase al promotor en la industria de los shows en vivo, como la persona que decide a que artistas invitar y a través de que concepto presentar esos performances, teniendo en cuenta los recursos que se tienen disponibles administrados por el Chief Financial Officer (CFO). Básicamente yo me encargo de seleccionar los espacios, el sonido, las luces y toda la parte conceptual para que la gente interiorice y nos identifique por la forma en como realizamos fiestas”, dijo el empresario musical durante la conversación.
¿Cómo le fue a la marca durante la pandemia?
Nosotros como marca soportamos los dos años de pandemia sin hacer absolutamente nada. Básicamente lo que hicimos fue parar los dos años enteros cualquier tipo de festival masivo y evento de Baum. En promedio, llegamos a cancelar entre 50 y 60 shows durante esos dos años, lo que representa más de 100 artistas nacionales e internacionales sin presentar.
La reactivación la realizamos con nuestro festival de Halloween llamado Comunión que es nuestro tercer espectáculo más grande, y la respuesta de los fanáticos fue increíble con la boletería agotada en cuestión de horas. Había una ansiedad enorme por poder salir, gritar y bailar como antes, lo que condujo a que vendiéramos 6000 entradas. Para este año la edición de Comunión tiene expectativas altas porque se viene con dos días consecutivos y 17000 entradas.
¿Cree que después de la pandemia la industria de los espectáculos se disparó a niveles inimaginables?
El Baum Festival, nuestro show más concurrido, ya tenía vendido, justo antes de que estallara la crisis sanitaria, casi el 90% de la boletería. Conversando con muchos otros promotores de cualquier género, casi todos estaban igual que nosotros, así que atribuirle solo a la pandemia ese salto gigante que han tenido los espectáculos en Colombia sería un error. Desde mi perspectiva, lo que ocurre en realidad es que ese año 2020 iba a ser el año en que nos íbamos a posicionar como una escena fuerte musical de entretenimiento en vivo para Latinoamérica.
¿Cómo les ha ido ahora que la situación se ha normalizado un poco?
Ha estado muy bien la reactivación. Nosotros decidimos abrir este año un segundo día de Baum Festival en Corferias porque la fecha que habíamos sacado generó sold out en boletería. Conseguimos vender para el primer día del evento realizado el 20 de mayo, en promedio, 16.000 boletos, y para el siguiente día que se agotaron los tickets, un estimado de 23000 entradas. En el caso de Baum Park en Medellín, un espectáculo que dura solo un día, llegamos a mover 17000 personas, y en eventos muy esperados, como la presentación de la DJ belga Amelie Lens, logramos una asistencia de 10.000 fanáticos.
¿Cómo observa ud el tema del streaming dentro de la industria, tanto en conciertos como en transmisiones privadas?
Si hablamos de transmisiones privadas, diría que este método fue una salida durante la pandemia para no congelarse y para que la gente no se olvidara de la marca. Sin embargo, esto si lo haces bajo la modalidad de streams a puerta cerrada, no te aporta nada en términos económicos. Es muy diferente si hablamos de formatos similares a los que utilizan festivales como Tomorrowland en Bélgica en donde se muestra lo que esta pasando en el evento para que otras personas lo puedan ver desde el otro lado del mundo. De hecho, nosotros hemos contemplado implementar estas estrategias para nuestros espectáculos en el futuro.
¿Cómo observa la industria musical electrónica en Colombia?
En Colombia, la escena es muy grande. La industria ha tenido un boom en los últimos años con muchos artistas que están produciendo para sellos europeos, y ese es el primer paso para poder hacer giras de estos en Europa. Ahora mismo en este verano hay muchos compatriotas haciendo tours en el viejo continente en clubes muy grandes donde no se solía ver a músicos colombianos. Creo que esto en cualquier momento puede estallar porque los artistas colombianos pueden girar como cualquier otro por el mundo.
También hay promotores muy buenos que hacen las cosas muy bien y que llevan muchos años trabajando. Hay muchos de ellos nuevos que no se han dado cuenta de la importancia del tema logístico en los eventos y creo que en eso sí está fallando mucha gente. Destacaría sobre todo cuando se disponen a organizar fiestas ilegales que lo único que logran es generar una mayor estigmatización de la música electrónica en Colombia.
¿Qué tanto ha afectado los precios del dólar a la industria musical electrónica?
Siempre va a afectar. Obviamente todo el mundo tiene terror de esta subida, incluyendo nosotros, porque puede que se convierta en una situación imposible de manejar. Si el alza llega a los $6000, por ejemplo, nuestra moneda valdría tres veces menos de lo que llegó a valer en una época, y nosotros nos veríamos obligados a reducir casi tres veces la calidad/cantidad de los artistas que presentábamos. Esto tendría implicaciones en el pensamiento de la gente porque las personas no se animarían tanto a asistir a un evento cuando no pueden ver a sus DJ´s favoritos. Es muy difícil este tema, sobre todo para los promotores pequeños.
Es un riesgo extremadamente alto porque si sigue así va llegar un punto en que como mínimo tendrás que completar un aforo de 6000 personas para que un evento sea rentable. Seria una ruleta rusa porque, por ejemplo, con un punto de equilibrio de 6000 personas en un show, y con una asistencia a un evento que desafortunadamente solo genere 4000 espectadores, un promotor se arriesgaría a una pérdida relativa de $200 millones. Nosotros siempre calculamos nuestros gastos con un dólar de $200 o $300 más de la TRM actual, pero cuando se sube $700, repentinamente, es muy difícil generar altas ganancias.
Nosotros llegamos a hacer bookings en 2013 para el club con un dólar de $1.800, alcanzado a hacer reservas de US$23.000 en una noche con cuatro artistas, que representaban para la marca $45 millones. En ese entonces veíamos viable cobrar a $70.000 una boleta para completar un aforo de 800 personas. Ahora para un club de música electrónica en Colombia con US$23.000 es muy difícil cubrir la reserva de tan solo un artista.
En cuanto a tendencias musicales dentro del género electrónico, ¿qué nuevas tendencias de consumo musical underground encuentras como emergentes?
La palabra underground es difícil de encasillar y su significado puede variar. Lo que si te puedo decir es que hay un boom heredado de la pandemia caracterizado por la predilección de los fanáticos por los sonidos rápidos y crudos en un subgénero como el techno. Una nueva tendencia enmarcada en Colombia y en el mundo con la salida del concepto Possession de Francia marca la pauta. Muchos promotores les apostaron a estos ritmos durante la pandemia con sus fiestas en fabricas y bodegas, logrando consolidar una sobreoferta de colectivos que impulsan esta nueva oleada musical.
De igual forma, los sonidos house más melódicos le siguen gustando a la gente, especialmente a los que tienen más de 30 años. Durante nuestro festival nos dimos cuenta que ese público adulto está ahí a la expectativa de lo que le puedan ofrecer promotores serios y responsables. Diría en términos generales que faltan mas colectivos que le apuesten a estas propuestas cada fin de semana para que podamos construir una escena musical electrónica más rica en sonidos. Prueba de ello fue los resultados favorables que obtuvimos con nuestro evento de Cloude Von Stroke el 19 de julio de este año.
Si comparamos la escena de clubes y festivales en países como Alemania o Holanda, ¿qué paralelo encuentra con lo que ocurre en Suramérica y en Bogotá?
Hay muchos temas que uno puede comparar como la calidad en las producciones o la grandeza de los sellos discográficos que se presentan en los espectáculos. Si hablamos de asistencia a eventos estoy seguro que, si nosotros no tuviéramos el problema de la moneda, estaríamos igual o más grandes que cualquier país de Europa. No obstante, es difícil comparar, por cuestión de presupuestos, si ponemos en una balanza los recursos de nosotros, con los de un festival como Tomorrowland en donde se presentan a 100.000 espectadores, músicos durante tres fines de semanas seguidos por US$600 la entrada.
¿Qué opinión le merece la problemática de las drogas dentro de la industria electrónica?
El tema de las drogas es una problemática que debería tratarse como un dilema de salud pública, evitando el trato criminal que se les da a los consumidores. Desde mi perspectiva, la guerra contra las drogas está perdida en todos los países y por la prohibición la gente no va a dejar de consumir. Nuestra cultura electrónica es la única que ha reconocido el consumo y ha propuesto soluciones para contrarrestar los daños que causan los estupefacientes. La mejor política que se ha implementado ha sido la del colectivo Échele Cabeza al promover un consumo responsable e informado de sustancias y yo creo que ese debería ser el camino. La gente que se sobre dosifica es por la poca información que tiene, así que considero que el rumbo debería ser el de una correcta educación.