Tecnología

La cena más cara del mundo preparada por un cyberchef a través de realidad virtual

Que un chef prepare la cena delante de un comensal no es ninguna novedad; que lo haga en el metaverso, sí

Expansión - Madrid

En la cocina de este cyberchef solo se puede entrar con unas gafas virtuales y tras abonar los 1.650 euros (UA$1.643) que cuesta por persona vivir la experiencia de Sublimotion, el proyecto de gastronomía, tecnología y ocio al que muchos han definido como el "restaurante más caro del mundo".

Este costoso y suculento metaverso será el hogar de los que se embarquen en Sublimotion hasta el 30 de septiembre, última escala de un viaje por la tecnología que arrancó hace nueve años de la mano de uno de sus socios fundadores, Eduardo Gonzales:

"Llevamos años investigando las posibilidades que ofrecen los entornos digitales en la gastronomía. Empezamos utilizando la realidad aumentada para ofrecer al comensal la posibilidad de obtener, en tiempo real, toda la información sobre el plato. Hace tres años dimos el salto hacia la realidad mixta, planteando una experiencia virtual grupal, en lugar de individual, donde los comensales aparecían exactamente en la misma sala en la que estaban sentados en la realidad, pero desarrollada virtualmente en 3D y donde sus compañeros de mesa eran avatares. Ahora las posibilidades que ofrece nuestra cápsula son infinitas y el equipo creativo y de ingeniería nos hacen imaginar un futuro cercano donde muy pronto será posible cenar con alguien que no se encuentre en el mismo espacio físico", asegura el también director creativo del proyecto.

Un tú a Boston y yo a California culinario que podría definir las cenas del futuro: "Sublimotion es un espacio adelantado a su tiempo. Nos gusta imaginar cómo será y, a partir de ahí, trabajamos para ofrecer algo realmente novedoso".

A los efectos técnicos de sonorización, proyección, sistema de levitación, vibración, ventilación o aromaterapia, se unen elementos del teatro clásico, kabukis, poleas, espejos... "Dentro de unos años, muchos de estos recursos escénicos podrán ser replicados dentro de entornos virtuales y disfrutados de igual modo", sentencia el empresario.

Arte urbano

La propiedad de Sublimotion, que se ubica dentro del Hard Rock Hotel Ibiza, está en manos de tres socios a partes iguales: Palladium Hotel Group, la agencia de eventos Vega Factory (fundada por Gonzales) y Paco Roncero.

El chef, con dos estrellas Michelin en La Terraza del Casino, es el responsable de un menú renovado y adaptado a formatos tan innovadores como el caleido-plato, un soporte que convierte el bocado en una obra de arte.

El arte está también presente en la colaboración con Antonyo Marest, uno de los referentes del arte urbano cuya huella es evidente a la hora del postre. También en el diseño de la vajilla, la banda sonora o la coreografía del servicio de camareros, ataviados con monos grises.

¿Quién es el cliente?

El perfil del cliente de Sublimotion está marcado por el coste de la propuesta y se ha visto afectado por la guerra en Ucrania. "La única diferencia en esta temporada ha sido la caída del porcentaje de visitas del cliente ruso. La situación con los vuelos directos a Europa está complicada y esto ha sido decisivo. El año pasado, que seguíamos con restricciones pero ya operativos, tuvimos una temporada fantástica. Se notó mucho el aumento de cliente nacional que, afortunadamente, también se ha mantenido este año", asevera Gonzales.

Con un equipo para solo 12 comensales que ronda las 20 personas -entre personal de sala, cocina, regiduría, producción, dirección y reservas-, el cliente que viaje a Sublimotion este septiembre montará en avión, visitará Sao Paulo, disfrutará de un sugerente picnic digno de un cuadro impresionista 3.0 y acabará en una disco setentera en solo dos horas. ¿Cómo? Misterios de la tecnología y de la capacidad de innovación de Sublimotion. "El único secreto es seguir arriesgando; estamos obligados a sorprender".

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